Una de las secuelas que nos dejará la actual crisis del coronavirus será la necesidad de cambiar muchas escenas de nuestro día a día, en lo personal y en lo profesional, para no volver a vivir la situación actual.
Pero seguramente esto no nos asusta. Hemos sido valientes en muchas etapas de nuestras vidas, y hemos salido reforzados de situaciones complicadas, con esfuerzo y dedicación. No tengáis ninguna duda de que van a cambiar muchas cosas y tenemos que estar preparados para dar sentido al futuro.
Pero lo que me preocupa de verdad es que será un cambio de época realmente estresante y agotador, y que los cambios se tendrán que realizar a una velocidad de vértigo, especialmente en el ámbito personal.
No sé si podremos ir a la velocidad que cambia todo, no tengo claro que nos adaptemos con rapidez a los nuevos paradigmas profesionales que nos llevarán por sitios que nunca hubiésemos imaginado. Espero y deseo que sí...
Hace un par de meses escribí un artículo sobre las 10 habilidades del profesional del futuro. La primera habilidad hacía referencia a la capacidad de entender y dar sentido al mundo que percibimos, cada vez más globalizado, complejo y diferente.
El término sensemaking, del que seguro que habéis oído hablar, se basa precisamente en eso, en hacer preguntas de sentido para definir un propósito.
¿Qué es el sensemaking?
El sensemaking pone en el centro a las personas, en saber cómo percibimos y entendemos el mundo de nuestro alrededory se utiliza para analizar por qué actuamos de un modo u otro, normalmente de forma automática e inconscientemente.
En la etapa de la historia que nos ha tocado vivir es de vital importancia conocer cómo vamos a abordar las situaciones diferentes (no necesariamente difíciles) que se avecinan.
No recuerdo dónde leí hace tiempo que el arte del sensemaking radica en abordar las cosas no como problemas, sino como fenómenos.
En la actualidad, la consciencia situacional de las personas debe saber lo que ocurre para poder saber lo que deben hacer. Y debemos tener la capacidad de poder responder a una de las siguientes preguntas para identificar el sentido: ¿Qué esta ocurriendo? ¿Por qué ocurre? ¿Qué ocurrirá? ¿Qué puedo hacer a partir de ahora?
Es una compresión mental del todo, en una situación especifica, que afecta a las personas.
Estrategias de sensemaking
Las estrategias de sensemaking pasan por dar sentido y solucionar problemas en un corto plazo de tiempo y focalizarse en preguntas. Las respuestas a dichas preguntas serán parte de la solución al fenómeno, pero no en su totalidad.
Hace tiempo, en el mundo empresarial, se necesitaban personas preparadas para proyectos de resistencia a largo plazo. En la actualidad, se necesitan equipos capaces de realizar proyectos cortos y a gran velocidad. Tenemos que formarnos en sensemaking para conseguir ganar velocidad y desarrollar buenas estrategias de negocio, siempre enfocados en un propósito.
Karl Weick publicó en 1995 el libro "Sensemaking en las organizaciones" (Sage Publications). En él aseguró que son las personas las que construyen su propia realidad dentro de la compañía, mientras adquieren un rol en el proceso de cambio de la estructura.
Objetivos del sensemaking
El primer objetivo es comprender lo que ocurre en el presente, para poder saber qué debemos hacer en el futuro.
El segundo es buscar el sentido de lo que haremos y ser conscientes de lo que hacemos de forma natural, para poder "anular" muchas de las acciones de la inconsciencia.
El tercer objetivo es conseguir olvidarnos de las acciones repetitivas inmersas en nuestras rutinas (porque ya no tienen sentido para nosotros), y cambiarlas por las que hemos decidido en el segundo objetivo.
En el terreno empresarial, nuestro cliente está cambiando su forma de pensar, sentir y actuar. Está en un proceso de darle un nuevo sentido a su vida personal y profesional, por lo que es de vital importancia modificar las acciones estratégicas de interacción.
Los inicios del sensemaking se remontan a 1972, cuando Brenda Dervin inició la investigación teórica en el campo de la comunicación, pero no es hasta 1983 cuando empieza a denominarse así.
Según Dervin, primero hay que realizar un análisis epistemológico, que determine el conocimiento científico, su naturaleza, posibilidad, alcance y fundamentos de la propuesta, para identificar tres funciones: la metateórica, la metodológica y la heurística.
La primera función es una teoría que se dedica al estudio de otra teoría (el qué). La segunda es el conjunto de técnicas y métodos empleados para llevar a cabo una acción (el cómo). Y la tercera es una medida numérica de la distancia entre un punto y el objetivo (el cuánto).
Pero faltaba poder investigar fenómenos (no problemas) enfocados a los usuarios (el quién), con lo que nació el sensemaking.
Aplicaciones del sensemaking
En la actualidad, el sensemaking es un proceso que se aplica en diversas áreas del conocimiento, y se está utilizando en sectores como el periodismo, la educación, la pedagogía, la comunicación, la salud, en sistemas gubernamentales, etc.
Como decía Dervin, la humanidad y la realidad algunas veces son ordenadas y otras caóticas. El conocimiento es algo que siempre está entre la mediación y la disputa. Además existen diferencias humanas entre la experiencia y la observación. Y es aquí donde tendremos que actualizar conceptos a gran velocidad.
Hasta hace semanas yo preparaba estrategias offline u online enfocadas a la experiencia única de usuario. Y vosotros seguramente atendíais las necesidades de vuestros clientes.
Pero hoy todo es diferente y, por ello, debemos preguntarnos: ¿Cómo ha cambiado la vida de nuestro cliente? ¿Qué puedo hacer a partir de ahora? ¿Cómo le doy sentido a mis relaciones personales o profesionales?
Fuente https://empresas.blogthinkbig.com/sensemaking-o-como-dar-sentido-al-futuro/