Para su tesis sobre stop-motion, a Tom McDermott sólo se le marcó una breve pauta: dar vida un objeto inanimado. Esto prácticamente es lo habitual, pero él tuvo el punto de ingenio necesario para dar un giro a las historias convencionales. Con mucha ironía, Tom rodó los últimos minutos de vida de un objeto. Toda una contradicción.
Su obra, creada en cinco semanas con 6.300 cuadros, lleva el título de Mechanical Sympathy, algo así como Sentimiento Mecánico. Y lo cierto es que el agónico final de esta grabadora que ve pasar toda su vida en sus últimos instantes, no puede ser más triste y dramático. De verdad que al final casi dan ganas de llorar. Pero tranquilos, se trata sólo de una máquina... ¿o no?
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