No hay sentimientos destructivos,
sólo hay actos destructivos.
Mis acciones pueden volverse destructivas
cuando condeno o rechazo mi sentir.
Si no quiero sentir de un cierto modo ignoro el
hecho de que realmente siento así
y que ese sentir es parte de mí.
Sentir de un cierto modo es un sentimiento,
el no querer sentir así es otro
y éste no es capaz de detener al primero.
Puedo modificar mi respuesta a un sentimiento
pero no puedo desembarazarme de él,
tal como no puedo deshacerme de mí.
Cuando niego un sentimiento, no lo destruyo,
y pierdo mi capacidad de expresarlo como quiero.
Al condenarlo dejo de considerarlo parte de mí y
entonces parece adquirir vida propia forzándome a
responder a él de un modo rígido;
pero si reconozco que "yo" vivencio el sentimiento mantengo mi
capacidad de actuar del modo que elijo
y no de la manera que temo.