Tiempo de lectura : 1 minuto.

Si me lo preguntara, le contestaría que no. No cogería una bolsa de una de mis tiendas favoritas, que estaba, ahí, en el hueco de un árbol como si alguien la hubiese olvidado.
Le diría que no me he acercado, como por casualidad y no he visto que la bolsa estaba nueva, nuevísima y que dentro había un paquete, nuevo también, envuelto en un precioso papel violeta.
Afirmaría, con contundencia, que no la he cogido tras asegurarme que nadie me veía y que no he corrido a una velocidad vertiginosa hasta llegar a mi casa.
Le negaría que haya abierto el paquete.
Nunca confesaría que he encontrado esos sentimientos. Que los he cogido, me los he llevado y los he escondido en casa.
Pero, escúcheme Sr. Juez, si lo hubiese hecho, si tuviera conmigo ese odio y ese amor y esa alegría y esa tristeza, no me podría acusar de robo.
Son sentimientos que he encontrado…Y ahora son míos…