Revista Opinión
Solo los tiranos tienen miedo a la palabra del pueblo. Es lícito y lógico sentir miedo, pero también resulta estúpido ser cobarde, cuando les están robando el futuro a tus hijos, cuando te roban a ti la ilusión, lo mismo te da que te maten de una manera o de otra. Quien actúa como un cínico, embustero y ladrón es porqué lo es.
No ha de sentir compasión de quien pase hambre, ni de quien le roben la casa, si tus hijos piden pan te dirán miserablemente que el problema de los niños es la obesidad y se quedarán tan panchos. Dentro de dos días hará dos años que me despidieron y cuando veo salir al mezquino botarate mintiendo como un miserable, si lo que pienso y le deseo lo expresase aquí pronto mandaría a sus sicarios contra mí.
Tengo miedo, claro que tengo miedo, pero a sentir miedo, a no ser capaz de decir lo que pienso en todo momento, o de hacer lo que pienso que debo hacer.
Maldigo a todos aquellos que han hecho sus fortunas con la sangre del pueblo, aquellos que roban el pan al hambriento, la casa al pobre, el lapicero al niño, el futuro a este país gobernado desde tiempos inmemoriales por miserables ladrones.
Dicen que cobran poco ¿Cómo tienen ese descaro, cuando hay tres millones de españoles que no cobran ni un euro, otros tres que pasan con menos de 600 euros, y ocho millones que no llegan a los novecientos? Si tuviesen vergüenza o un mínimo de ética en lugar de llevarse el dinero a Suiza o de regalárselo a otros ladrones como ellos, lo devolverían lo robado y arreglarían el país, pero como decía mi madre, para dar hay que tener, y se refería a la vergüenza.
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