por Arnu Rodríguez Ayala y Phillip Lane
Hay tanto por hacer y tan poco tiempo. Parece ser como si fuésemos esclavos del tiempo, pero lo cierto es que el tiempo sobra si contamos con hábitos que nos permitan maximizar nuestras habilidades y recursos para enfocarnos en acciones realmente productivas. La clave para ser exitoso en nuestro campo es contar con hábitos potenciadores que nos permitan sacar lo mejor de uno y lograr excelencia.
Es normal, y hasta bueno, que tengas mucho trabajo, y que lo abordes con entusiasmo. Lo que ya no es tan bueno es que, de acuerdo con tus hábitos adquiridos, conservados en tu inconsciente, te sientas culpable de no dar la respuesta que te gustaría a las continuas demandas de tu jefe, de tus clientes, de tu entorno o hasta de ti mismo.
No caigas en la trampa de: SENTIRTE CULPABLE POR NO LLEGAR A TODO.
Es correcto que nos sintamos mal cuando tengamos motivos justificados, cuando hayamos obrado mal conscientemente, pero no cuando hayamos puesto de nuestra parte lo necesario para cumplir nuestro deber.
Así pues, lo inteligente: HAGO LO QUE PUEDO Y ME SIENTO BIEN.
Si has hecho lo que en conciencia creías que debías hacer no tienes por qué sentirte culpable.
¿Qué ocurre con el error?
Lo probable es que la palabra error te sugiera ideas como problema, fallo, pérdida, dificultad y otras similares. Todas ellas tienen algo en común: son negativas. Y culpabilizantes.
La consecuencia es lógica: MIEDO AL ERROR.
Ante este miedo nos abstenemos de ensayar nuevos modos de resolver cosas. Nos aferramos a viejas ideas o formas de trabajar, quizás un tanto obsoletas. Nos abstenemos de delegar.
Sin embargo, el error puede tener otra lectura: es una oportunidad de mejorar porque es información.
Hoy está demostrado que las personas más creativas se equivocan más, y no porque sean más torpes, sino por lo contrario: su asertividad y su creatividad las lleva a ensayar nuevos modos que suponen un mayor riesgo, y por lo tanto más errores, aunque a la larga también mayores beneficios, para ellos y para los demás. El error es una oportunidad porque es información.
Lo inteligente es: Aprovechar el error para mejorar.
Ahora bien, una cosa es cometer un error, y otra muy diferente, no admitirlo. O lo que todavía es peor: repetirlo.
El perfeccionismo.
Otra cosa que a la mayoría de nosotros se nos ha repetido de pequeños es la necesidad de: BUSCAR LA PERFECCIÓN.
Se trata, sin duda, de una época pasada, en la que no se valoraba el tiempo. Era relativamente lógico que se buscase la perfección en cada tarea. Quizá porque solo se pensaba en esa tarea.
Hoy en día no resulta razonable, y por un motivo bien simple, porque tenemos muchas tareas por delante y, por consiguiente, no es rentable centrarse en una sola. Veamos cómo crecen en valor los que somos llamados trabajadores del conocimiento, los que trabajamos con ordenador y con bolígrafo. (Con seguridad tú lo eres, en caso contrario es probable que no estuvieses leyendo este artículo).
Al principio, tu carta, tu informe, tu proyecto, avanzan muy lentamente. Estás pensando, acopiando información.
Luego, la carta, el informe o el proyecto avanzarían más deprisa; pero llegaría un momento en el que, para decirlo con números, a un 10 por ciento más de tiempo no correspondería un 10 por ciento más de valor en la tarea. Esta es ya una zona de perfeccionismo a la que no deseamos llegar porque no sería rentable.
Tampoco conviene, por supuesto, quedarse demasiado corto, en la zona inicial de la chapuza. Si no has olvidado del todo las matemáticas, recordarás que el máximo de rentabilidad (valor/coste en tiempo) corresponde al punto de la curva en que la toca la tangente trazada desde el origen.
Los que pretendemos la eficiencia trataremos de quedarnos en esa zona (de la que es fácil hablar en la teoría, pero que en la práctica hay que buscar intuitivamente).
Sé por experiencia que te costará aceptar que la perfección no es deseable, pero plantéate cómo tienes tu jornada: repleta, ¿no?. Pues si dedicas más tiempo a perfeccionar una de las tareas, algo que podrías hacer hoy, quedará sin hacer.
Y no me digas que lo harás mañana, porque entonces será mañana cuando desplaces otra tarea, y así sucesivamente. Como mínimo, acabarás teniendo que sacrificar tu vida personal.
Cuestión de responsabilidad
Es tu responsabilidad personal y profesional decidir cómo de bien quieres realizar la tarea, es decir, cuánto tiempo le quieres dedicar. Por supuesto, debes perseguir la excelencia: hacer lo que haces lo mejor posible, a la primera y al menor costo. Y en ese costo siempre está el tiempo.
¿Quiere decir esto que no debes buscar la perfección?. Sí que debes buscarla, pero en el conjunto de tu jornada. Tu habilidad estará en elegir en cada momento. ¿Será preferible hacer veinte cosas bien o algunas más un poco peor o algunas menos un poco mejor?. Sólo tú puedes tomar esa decisión, pero la decisión tiene que estar pensada para el conjunto, no para cada una de las tareas. Potencia y transforma hoy mismo tus habilidades con un programa personalizado de Coaching 1-a-1 >>
Arnu Rodríguez Ayala - community.managerarrobasalesplus.es
Es Coach en ventas y formador, con casi 2 décadas de experiencia, especializado en potenciar los recursos y transformar las habilidades de profesionales en ventas y equipos comerciales para multiplicar la productividad y el rendimiento de forma efectiva y permanente. Arnu ha ayudado, con Coaching experto en ventas y entrenamiento comercial, a profesionales y empresarios en más de 13 países de Europa, Norte América y América Latina.
Phillip Lane
es Coach y facilitador de formadores con más de 15 años de experiencia en formación vivencial (experiential learning). Ha trabajado a nivel internacional con corporaciones como General Motors y Volkswagen, entre otros, laborando en diversos países como Venezuela, México, Estados Unidos, Reino Unido, España e Italia. Excelente comunicador con un gran sentido de humor y empatía.
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