Es como una nueva expulsión de los judíos: el independentismo catalán acaba de separar 19 juderías españolas de las cinco catalanas que desde hace dos décadas formaban la Red de Juderías de España, conjunto de 24 ciudades del país con restos sefarditas.
La Red fue creada para perpetuar la memoria de Sefarad en toda España, que es como recuerdan los judíos sefarditas la que fue su patria más que milenaria hasta la expulsión decretada por los Reyes Católicos en 1492.
Los monarcas justificaron la medida diciendo que evitaba que los no conversos al catolicismo en 1492 volvieran a judaizar a los conversos.
Unos judíos fueron expulsados, principalmente de Castilla, y los de Aragón, que comprendía Cataluña, se fueron antes de que comenzaran a cazarlos, como se había hecho allí en distintas épocas.
Es asombroso el apego de los sefarditas a Sefarad, un territorio que los maltrató y casi exterminó, sobre todo en las matanzas de 1391 y las predicaciones y persecuciones a sus pocos descendientes de 1415, preludio de la expulsión de los alrededor de 100.000 que quedaban como practicantes de su religión.
Cientos de miles ya se habían convertido al catolicismo, para ser “cristianos nuevos”, y ahora forman parte de los españoles a través del veinte por ciento de sus genes.
Ese recuerdo de España sigue en el espíritu de buena parte de los judíos, de manera que muchos de los sefarditas todavía hablan judeoespañol, incluso en Israel.
Desde el Doctor Ángel Pulido, a principios del siglo XX, muchos españoles miraron afectuosamente al mundo sefardí, y un diplomático franquista, Ángel Sanz-Briz, salvó en Hungría a 5.200 judíos del nazismo, mientras que Oskar Schindler lo logró sólo con 1.200.
Ya en democracia se creó la Red de Juderías de España, y en 2015 una ley le concedió a los sefarditas volver a ser españoles.
Pero el nacionalismo, ahora mayoritariamente izquierdista, es más fuerte: esas cinco ciudades catalanas regidas por alcaldes independentistas separan sus juderías de la Red sefardita española; curiosamente algunos de ellos son antiisraelíes.
Al separarse del concepto de Sefarad y rechazar asqueados a 19 de las 24 ciudades con vestigios judíos, los socialnacionalistas recuerdan incluso más al nacionalsocialismo de Hitler que a los Reyes Católicos, que ordenaron la expulsión por motivos religiosos, no por geografía ni por racismo, como ellos.
-------
SALAS