Revista América Latina

¿Septiembre rojo en Venezuela?

Publicado el 08 septiembre 2018 por Jmartoranoster
Carlos E. Lippo El Gobierno Bolivariano solo puede ser derrocado a través de una “operación militar bajo bandera internacional, patrocinada por la Conferencia de los Ejércitos Latinoamericanos, bajo la protección de la OEA y la supervisión, en el contexto legal y mediático del secretario general, Luis Almagro”.
Almirante Kurt Tidd, comandante en jefe del Comando Sur de los Estados Unidos
Tal como hemos señalado en numerosos trabajos anteriores, las Maniobras Navales UNITAS, consistentes en ejercicios aeronavales conjuntos realizados al menos anualmente por las armadas de buena parte de los países latinoamericanos bajo la supervisión del Comando Sur de los Estados Unidos, son una pieza fundamental del tutelaje militar del imperio sobre los países de la región; fueron concebidas en el marco del “Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca” (TIAR) y aprobadas en la “Primera Conferencia Naval Interamericana de Panamá” (1959), correspondiendo a las aguas venezolanas el muy dudoso honor de haber servido de escenario a las UNITAS I, en el mes de mayo de 1960. Es harto conocido que las UNITAS XIV, celebradas en aguas de la república de Chile en septiembre de 1973, hicieron posible la movilización temprana y sin levantar sospechas de la armada golpista chilena que actuó como elemento de presión y apoyo al ejército de Pinochet, ejecutor del golpe de estado contra Salvador Allende aquel infausto día 11; hecho que debe ser considerado por los jerarcas gringos como uno de los mayores logros, hasta ahora, de este malhadado dispositivo militar. Mucho menos conocidos deben ser una serie de abortados intentos de intervención militar del imperio sobre nuestro país, apoyándose en el desarrollo de algunas de las sucesivas versiones de dichas maniobras, entre los cuales pasaré a presentar los siguientes: • El intento de invadir a Venezuela el 1° de diciembre de 1963, a solicitud del entonces presidente proyanqui y vendepatria Rómulo Betancourt Bello, en el caso de que fracasaran las elecciones presidenciales pautadas para esa fecha a consecuencia del llamado abstencionista de la izquierda insurreccional de la época o que dichas elecciones fueran perdidas por el partido de gobierno, utilizando como mamparas las Maniobras UNITAS IV que se desarrollaban en el golfo de Morrosquillo (Caribe Colombiano) y la “Operación América”, consistente en unas maniobras navales conjuntas de las armadas de Estados Unidos y todos los países bolivarianos ejecutadas en el puerto colombiano de Tolú, a unos 250 Km. en línea recta de la frontera con Venezuela; intento que fue abortado debido al triunfo electoral del partido de gobierno (1).
• Un intento de alterar los resultados de las elecciones presidenciales del 07 de octubre de 2012 en las que resultase triunfador por cuarta vez consecutiva el gigante Chávez, evidenciado por un ataque cibernético masivo sobre el centro de cómputos del CNE, realizado durante la noche del 7 y las primeras horas del 8; ataque que a juicio nuestro fue perpetrado desde una nave norteamericana de las que participaron en las Maniobras UNITAS LIII, en las cuales según señalamiento del contralmirante Sinclair M. Harris, comandante de la cuarta flota y anfitrión de las mismas, se desarrollaron escenarios de guerra de alta gama, con importantes elementos de “guerra electrónica”, entre otros recursos de la panoplia militar gringa.
• El intento de intervención protagonizado por El USS George Washington (CVN-73), portaaviones estadounidense de propulsión nuclear de la clase Nimitz, una auténtica fortaleza flotante con una tripulación de 3.200 efectivos, 2.480 efectivos de tropa, 90 aeronaves, entre aviones y helicópteros y equipado con modernos dispositivos de guerra electrónica, que se mantuvo en aguas del Caribe oriental muy próximas a nuestras aguas territoriales, durante los días previos a las elecciones legislativas del 6 de diciembre de 2015, de regreso de las maniobras navales UNITAS LVI-Fase Atlántico, celebradas entre el 13 y el 28 de noviembre en las costas brasileñas; intento que fue abortado por el “sorpresivo” triunfo electoral de la oposición (2). Desde las UNITAS LIII celebradas en el 2012 en la que se incorporaron unidades de la armada francesa, se han venido incorporando países extraños a la región, fundamentalmente países de la OTAN y se vienen celebrando dos eventos anuales: uno en la costa Pacífica del continente y otro en la costa Atlántica o en la costa Caribeña. Afortunadamente desde ese mismo año, Venezuela no forma parte de este ominoso “mecanismo de autoagresión” gracias a una de las decisiones más sabias del Gobierno Revolucionario, cual fue la denuncia del TIAR, tomada en el marco de la Nueva Doctrina Militar Venezolana (3). Entrando en materia debo comenzar diciendo que ayer 31 de agosto se dio inicio en aguas del Caribe colombiano muy próximas a nuestras aguas territoriales, a la 59° versión de las citadas maniobras (UNITAS LIX 2018 –Fase del Caribe), con participación de 12 naciones del continente, Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Honduras, México, Panamá, Perú y República Dominicana, la inmensa mayoría de ellas regidas por gobiernos altamente hostiles a nuestro país, más la armada del Reino Unido, también manifiestamente hostil a nosotros (4).
Según fuentes de la armada colombiana, el objetivo declarado de estos ejercicios aeronavales con participación de submarinos y unidades de superficie que se prolongarán hasta el próximo 12 de septiembre, es el fortalecimiento de la confianza y la integración de las fuerzas navales del continente, además de mantener el entrenamiento de las tripulaciones para cooperar mutuamente ante las diferentes amenazas hemisféricas, y ya sabemos cuál país ha venido siendo declarado reiteradamente por ellas como una amenaza hemisférica. La agenda oculta de las maniobras, que no es otra que el derrocamiento del Gobierno Bolivariano por vía de una intervención multilateral conjunta, que ya fue acordada durante la reciente gira a la región del secretario de defensa Mattis (5), es fácilmente deducible a partir del señalamiento del comandante en jefe del Comando Sur, que presentamos al inicio de estas notas y que se corresponde con una de las consideraciones finales de un documento secreto del Comando Sur de los Estados Unidos suscrito por el Almirante Kurt Tidd el 23 de febrero del presente año, cuyo título en inglés es “PLAN TO OVERTHROW THE VENEZUELAN DICTADORSHIP, MASTERTROKES” (6), y cuya traducción a cargo de Rolando Graterol Guzman: “Plan para Derrotar la Dictadura Venezolana, Golpe Maestro”, presentamos en (7). La necesaria “bendición” de la OEA a la funesta intervención habrán de buscarla en la sesión extraordinaria del consejo permanente convocada para el miércoles 5 de septiembre (8), contando con una importante probabilidad de obtener los 24 votos necesarios para ello, a partir de la deserción del Ecuador de Lenin Moreno quien no sólo retiró a su país del ALBA-TCP, sino que genuflexamente envió una fragata a las maniobras después de 11 años de ausencia de ellas por decisión del expresidente Correa (9), así como de los consabidos “cañonazos” de billetes verdes disparados por el imperio en ocasiones como ésta, que habrán de servir para ablandar la voluntad de uno que otro pequeño país de la región. Tal como he venido planteando en no pocos trabajos anteriores debo reiterar responsablemente que existe una probabilidad inmensa de que nuestro país sea objeto de una intervención militar del imperio utilizando como mampara la celebración de las UNITAS LIX. Desde luego que la intervención no estaría a cargo exclusivamente del exiguo contingente aeronaval multinacional participante en dichas maniobras, sino de una fuerza de tarea especial para cuya conformación no habría que ir tan lejos como Quantico, Pensacola, Vieques o Panamá, como debía ocurrir en el caso del intento de intervención de 1963 anteriormente reseñado, teniendo tan cerca de nuestras fronteras las 9 bases militares emplazadas en Colombia, así como las de Reina Beatriz (Aruba) y Hato Rey (Curazao) y contando adicionalmente con un par de ejércitos colombianos, el regular y el paramilitar, más que deseosos de intervenir, acicateados por una criminal campaña gubernamental de terror y xenofobia, iniciada desde los tiempos de Uribe Vélez, continuada por Santos y llevada a su máxima expresión por Duque. Como si hiciera falta, la inminencia de tal intervención es también puesta evidencia por unas declaraciones ofrecidas hace pocos días por el senador republicano Marco Rubio (10), en las cuales hacía referencia a una reunión sostenida en la Casa Blanca con el secretario de seguridad nacional, John Bolton; en ellas este conocido detractor de Venezuela señalaba entre otras cosas que: “…“las Fuerzas Armadas de EEUU solamente se utilizan en caso de amenaza a la seguridad nacional”, y “… hay un argumento muy fuerte que se puede hacer en este momento de que Venezuela y el régimen de Maduro se han convertido en una amenaza a la región, incluso a EEUU”. Dando por hecho que la intervención habrá de ser intentada quedaría pendiente por desentrañar el tipo de intervención a ejecutar y la excusa que habrán de ofrecer a la comunidad internacional como justificación para hacerla; conocer lo primero se requiere para poder decidir el tipo de defensa militar que habrá de oponérsele y lo segundo, para poder diseñar la defensa diplomática que necesariamente habrá de ser intentada por nuestro gobierno en los organismos multinacionales. En relación al tipo de intervención debo decir que estimo que habrá de tratarse de una intervención militar directa, utilizando como punta de lanza las fuerzas militares colombianas, teniendo como blanco nuestra valiosa infraestructura industrial y de servicios existente en la región occidental del país, todo ello en procura de “liberar” un territorio en el cual poder instaurar un gobierno paralelo títere que solicitaría el reconocimiento internacional promoviendo la secesión de la “media luna occidental” del país. Con menor probabilidad podría tratarse de intentar un bloqueo aeronaval del país, con el propósito de impedir nuestras exportaciones de petróleo, así como la importación de alimentos y medicinas y la llegada de ayuda militar de nuestros aliados; causando un natural estado de conmoción nacional a partir del cual tomarán nuevas decisiones injerencistas. Como “justificaciones” para esta ominosa intervención militar podrían intentar: • La generación de un “falso positivo” de carácter militar, tal como la falsa incursión en territorio colombiano de un par de helicópteros y 30 efectivos de la GNB, que difundieron profusamente a partir del pasado lunes 20 a través de la agencia EFE (11), que como sabemos es replicada por una gran cantidad de medios a nivel planetario; entendiendo que la consolidación de una matriz mediática de esta naturaleza serviría para presentar la intervención como una respuesta solidaria conjunta a supuestas violaciones de la seguridad interior de Colombia. Siendo oportuno señalar que tal infundio fue rápidamente desmentido por nuestra cancillería.
• Una espuria solicitud de intervención por parte de un supuesto gobierno paralelo que pretenderían formar en Colombia a partir de las ilegales decisiones de un cuerpo de abogados que se hace llamar Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, que funcionando desde las instalaciones del congreso colombiano, obviamente bajo los auspicios del gobierno de ese país, solicitó esta semana a la FANB la detención física de Maduro, a partir de la cual procederían a nombrar un “presidente en el exilio” (12).
• La declaratoria de Venezuela como una supuesta amenaza regional con base en lo que estúpidamente y sin base probatoria alguna el secretario Almagro ha llamado “el éxodo más grande que ha existido en la historia del hemisferio occidental”; algo que pretenden lograr en la sesión extraordinaria del consejo permanente de la OEA convocada para el 5 de septiembre (8). “Justificación”, que siendo a mi juicio la más probable de intentar, ya comenzó a ser desmontada por nuestro gobierno mediante las denuncia interpuesta por Delcy Rodríguez, Vicepresidenta ejecutiva de la República, ante el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) en el sentido de demostrar que existe una matriz internacional contra Venezuela en materia migratoria, para justificar una intervención militar, así como por las propuesta de evaluar en forma conjunta el verdadero alcance e impacto del evidente fenómeno migratorio (13). A la luz de todo lo antes expuesto resulta meridianamente claro que durante el mes que hoy comienza habremos de ser objeto de algún tipo de intervención militar por parte del imperio y una caterva de países vecinos que no deberían abrigar hacia el nuestro más que sentimientos de agradecimiento, en reciprocidad por las ayudas que se les han brindado en diferentes épocas y escenarios, pero que sin embargo han optado por secundarlo al creerlo un seguro vencedor, cosa que aún está por verse, puesto que en realidad ese gigante con pies de barro no ha ganado más guerras que las que Hollywood falsamente les acredita. Es oportuno señalar que en ausencia de aliados regionales de peso pues sólo los países del ALBA-TCP, nos apoyan en este difícil trance, contamos al menos hasta ahora con el apoyo de Rusia y China, evidenciado en hechos tangibles tales como: la celebración de unos ejercicios aéreos conjuntos, con la aviación de la Federación de Rusia en una fecha no divulgada aún del mes de septiembre (14); y la llegada de un buque hospital de la armada de la República Popular de China, que habiendo sido acordada hace algún tiempo, es evidente que habrá sido confirmada para este mismo mes (15). Reiteramos que somos un pueblo pacífico, cuyos ejércitos sólo trascendieron las fronteras durante el siglo XIX para ayudar a liberar a países hermanos, entre ellos algunos de los que hoy nos asedian con más saña, del yugo del imperio español; pero si el imperio yanqui se empeña en venir por nosotros no nos dará otra opción que propinarle su segunda derrota militar en América y hacer de la patria latinoamericana un gigantesco Vietnam.
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(1) http://celippor.blogspot.com/…/alerta-con-loque-pueda-salir…
(2) https://victorianoysocialist.blogspot.com/…/venezuela-es-es…
(3) http://www.cubadebate.cu/…/cuatro-paises-de-alba-se-retir…/…
(4) http://www.radiosantafe.com/…/armada-nacional-de-colombia-…/
(5) https://celippor.blogspot.com/…/eljefe-del-pentagono-vino-u…
(6) http://www.voltairenet.org/article201100.html
(7) file:///C:/Users/Carlos/Documents/Art%C3%ADculos%20Publicados/Art%C3%ADculos%20de%202018/Traduccion%20Documento%20Comando%20Sur%20Golpe%20Maestro%2023FEB2018.pdf
(8) https://venepress.com/…/La-OEA-tratara-crisis-migratoria-ve…
(9) https://www.eltelegrafo.com.ec/…/maniobras-unitas-ecuador-e…
(10) https://www.diariolasamericas.com/…/marco-rubio-eeuu-estari…
(11) https://www.efe.com/…/colombia-denuncia-un…/20000035-3725864
(12) http://www.lechuguinos.com/tsj-fanb-preso-maduro/
(13) http://albaciudad.org/…/venezuela-denuncia-ante-acnur-camp…/
(14) https://www.telesurtv.net/…/ejercicios-militares-rusia-vene…
(15) http://www.el-nacional.com/…/buque-hospital-chino-realizara…
Caracas, septiembre 01 de 2018
[email protected] APENDICE:

Durante las casi tres semanas que duró la conferencia, uno de los debates giró en torno a si las “agresiones no armadas” tenían que incluirse o no dentro de lo estipulado por el tratado de defensa. Estados Unidos propuso que el sistema defensivo hemisférico debía poder repeler por la fuerza militar todo tipo de “agresión”, sin importar su índole. Argentina, por su parte, trató de limitar los alcances del tratado de defensa. Según la visión de la cancillería nacional, la actuación de su delegación se dirigió a bregar para que se incluyeran en el Tratado los principios pacifistas que se practicaban en el continente americano. En su posición a favor de distinguir entre ataques extra-continentales y conflictos entre países americanos, Buenos Aires tuvo el apoyo de Bolivia, Paraguay, Perú y Venezuela. Estados Unidos, en cambio, no estuvo de acuerdo con diferenciar la agresión extracontinental de la agresión intracontinental. Defendió su posición por principios “universalistas” –supuestamente, para que el tratado no fuera interpretado como una alianza continental contra la Unión Soviética–.Según el Departamento de Estado, todos los conflictos, extra o intra americanos, debían estar incluidos sin diferencias en el tratado. Washington planteaba esto, como explicó el propio Secretario de Estado George Marshall al canciller venezolano para persuadirlo de que apoyara el planteo del país del Norte, ya que su principal preocupación era una potencial revolución en un país americano con apoyo de alguna potencia extracontinental, excusa que, hacia 1954, sería utilizada para justificar la agresión contra el gobierno de Guatemala encabezado por Arbenz. Tras arduos debates, el canciller estadounidense logró imponer su criterio: se acordó que, en caso de conflicto dentro del continente, se buscaría resolverlo por medios pacíficos, pero solamente en una primera instancia, tras lo cual podía emplearse la fuerza militar conjunta. Con esta pequeña concesión, Estados Unidos dejó establecido un criterio que, en el futuro, sería un instrumento para intervenir en otros países, con al aval de la organización interamericana.

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