El séptimo chakra se sitúa en la corona, la parte más alta de nuestro cuerpo, hay quien dice que está fuera de él. Este centro energético, al igual que el primero tiene sólo una abertura, pero en vez de conectar hacia abajo, conecta hacia arriba, hacia el cielo.
Su nombre en sánscrito es: Shashara o Sahasrara, significa mil en alusión a la flor de loto de los mil pétalos, que es su imagen.
Shashara, es el centro de nuestros pensamientos, creencias, la voz de la conciencia, es quien nos rige la voluntad, el saber si los actos que realizamos son correctos o incorrectos. Representa lo que mundanamente se llama el alma de las personas, es la conexión propia de la persona con el mundo más espiritual y más alejado de todo lo material. Este chakra se relaciona con el cerebro y el sistema nervioso. Si Ajna (sexto chakra) era la puerta que debemos abrir para internarnos en un mundo invisible a nuestros ojos, en el caso de este séptimo chakra ya hemos llegado a ese mundo intangible al que platón nombró como el mundo de las ideas, este mundo que se abre a nosotros es la perfección de todas las ideas que tenemos, un mundo utópico pero que a la vez se mezcla con nuestra realidad.
Seguramente, este séptimo chakra es el más complicado de entender, se basa en el mundo imaginario, el de las ideas más metafísicas, cosas intangibles, es por eso que suele ser, en la mayoría de los casos, el más complicado de despertar, de entender y de convivir con él de una forma sana. Esto nos lleva al mundo del conocimiento pleno, más allá de un aprendizaje, como el que tenemos en el colegio, un conocimiento que aúna y procesa los conocimientos del resto de los seis chakras principales. Nos aporta una sensación de apertura al alma de uno mismo, del universo, es la conexión entre el Yo más terrenal con el Yo más profundo y metafísico. Se suele relacionar con lo divino, divino, siempre des de un punto de vista espiritual, no religioso.
Este centro de energía se relaciona con la glándula pineal, el cerebro y el sistema nervioso. Esta glándula, entre otras funciones, produce la melatonina, que a su vez se encarga de la modulación de los patrones del sueño, esto es debido a que la producción de esta melatonina se realiza durante la noche. René Descartes la bautizó como “principal asiento del alma” en su obra: El tratado del hombre publicado en 1664.
Un Shashara desequilibrado o bloqueado puede llevar a dos extremos, bien a la falta de conexión con el mundo espiritual, cosa que puede conllevar preocupación o depresión, o, al contrario, una conexión al mundo espiritual sin estar preparados para ello, con lo que nos lleva a la ansiedad por no entender lo que vivimos y lo que nos rodea, siendo incapaces de discernir la realidad. Puede llevarnos al fanatismo o a la falta de rumbo en nuestros actos.
El color que se relaciona con este chakra es el violeta, sus piedras afines son el cuarzo, la azurita o el diamante. El mantra de Shashara es el SOHAN
La mejor manera para trabajar este centro energético es la meditación.