Darín, siempre Darín
Y, un día, la ansiedad llegó a su fin. Con ella, un abanico de
preguntas y reflexiones, todas y cada una de ellas referentes a la inmensa
expectativa que se creó a partir de la promoción del film (un tráiler jugoso y
atractivo, pósters, etcétera).
Séptimo enlaza, contagia, genera silencios que connotan concentración y hasta
de a ratos apasiona. Sin embargo, también da lugar al cuestionamiento de
determinadas resoluciones. La juega de thriller y, como tal, posee unos cuantos
buenos condimentos que le sacan lustre al género: tensión (en instancias
envolvente), suspenso, misterio. Pero sobre todo, cuenta con un elemento
fundamental, imprescindible, el cual tiene nombre y apellido: Ricardo Darín. El actor con mayor poder
de convocatoria del cine argentino resiste y supera con holgura y con una
sobriedad sublime los mil y un planos que se le hacen. La cámara está todo el
tiempo sobre él, quien a base de un nivel gestual, expresivo y actoral extremo
compra una vez más al espectador.
Lo interesante de la historia radica en la búsqueda frenética de los
hijos de Darín y Belén Rueda, un matrimonio en separación, con la española pendiente
de que su marido le firme los papeles del divorcio. Los niños se esfumaron tras
bajar las escaleras, cuando su padre descendía por el ascensor, en un pasatiempo
cotidiano del que la madre supo advertir que no realizaran. ¿Dónde están? ¿Si
no salieron del edificio cómo es que no se los encuentra? Allí comienza el
juego de las hipótesis. La construcción de los personajes es buena, está
cosechada de modo tal que cada uno de ellos resulte al menos en algún tramo
sospechoso, enigmático. Hay tantos sujetos que pueden estar implicados y todo
va transcurriendo tan rápidamente que casi no se da espacio a que quien observa
enhebre una idea lúcida y con fuerza.
Quizás el problema principal de la cinta resida en lo que concierne a
la vuelta de tuerca. Si bien no es mala, la manera en que se expresa
materialmente ante nuestros ojos no colisiona de lleno con las emociones; a la
narrativa elegida en el momento de sacar el giro a la luz parece faltarle un
par de focos, siendo este aspecto el más desaprovechado del relato.
No se puede negar que Séptimo
es una buena película y menos aún con el plus que le otorga la intervención
magistral de Darín.
LO MEJOR:Darín. Santoro, en menor medida,
pero cumple. La tensión, la manera en que se trata el tema, con mucho de
realidad en el manejo policial. Enlaza.
LO PEOR:el modo en que se muestra la vuelta de tuerca. Los niños, una
actuación más inocente de lo previsto.
PUNTAJE:7,7