Ser de luz
sed de palabra
en la regia estirpe del verbo
que ilumina entre tanta tiniebla;
seguir una estela húmeda
de amapolas y versos rotos
como cristales de tiempos remotos
que se clavaron en el corazón
cuando aún existía el perfume del jazmín
acompañando silencioso el camino.
En el tibio anochecer de mi profundo abismo,
sobre mí ciernes un suave manto
que cobije mi desamparo
Inmóvil
sin más anhelo que la profundidad de tu latido.