Revista Sociedad
Mi familia me cuenta que de pequeña era una niña muy dulce y que luego me fui volviendo huraña. Recuerdo que cuando me daban un beso, me frotaba la mejilla poniendo cara de asco, era respondona y cabezota, y dejé de dar abrazos para preocuparme más por leer libros, ver la tele y jugar con mi perra.
Ahora, visto en perspectiva, pienso que quizá me volvía así porque en el colegio no me sentía a gusto o porque pasaba casi todas las tardes sola en casa. De adolescente me enorgullecía de mi independencia e incluso algunos me decían que era demasiado autosuficiente. Hoy en día con 27 años me apetece muchas veces estar sola, ir a mi rollo y hacer lo que me apetezca sin contar con nadie.
Con este comentario personal, quería introducir el concepto de la bondad. Aunque la bondad no es solo ser cariñoso y sociable, creo que es una manera de demostrarlo. Pero pienso que la bondad puede ser más cosas. Puede ser estar dispuesto a ayudar, pensar bien de los demás, perdonar y volver a sonreir a alguien que te haya decepcionado.
Creo que la mayoría de la gente se considera a sí misma como bondadosa porque tiene algunas cualidades que he nombrado, pero, ¿realmente es así?, ¿estamos seguros de estar siendo buenos? Porque pienso que es algo muy difícil. Cuando alguien en quien confías te falla, cuando quieres ayudar y te rechazan, cuando pides ayuda y no te hacen caso, es difícil perdonar y ofrecer tu mano a otros, es difícil volver a confiar, volver a abrirte a los demás. Y cuando esto ocurre más de una vez, cada vez es más difícil. Me pasa que me siento estúpida por haber vuelto a ser buena, porque luego sufro si no sale bien.
En fin, creo que ser bondadoso es una tarea de valientes, pero ojalá hubiera más valientes por ahí. ¿Estáis de acuerdo?