Artículo escrito por: Manu Azpicueta (@MAzpikueta)
“Aquí me pongo a contar motivos de un sentimiento que no se puede explicar”. Así comienza el himno del Centenario del Atlético de Madrid compuesto por el genial Joaquín Sabina. Ser del Atleti es algo muy especial. No es sólo ser aficionado a un equipo, un Atlético siente como nadie a su equipo, lleva el rojiblanco bajo su piel y lleva ese sentimiento que le hace capaz de sufrir y vibrar con su equipo casi a partes iguales. Se pasa sólo en segundos de gritar entusiasmado ¡Este es mi Atleti! a murmurar con alguna lagrimilla resbalando por las mejillas Este Atleeeeeti…
Ser atlético es mágico. El Atleti te conquista a su afición con sus remontadas imposibles, y sus derrotas gloriosas ¡Qué manera de vivir! Como dice el maestro Sabina. Un verdadero colchonero sabe que su equipo es capaz de lo mejor y lo peor. Pasarán los años, los entrenadores y muchos y muchos jugadores, pero este sentimiento esta forjado en las paredes del Calderón, en su vestuario, en sus entrañas, en su césped y en los jugadores que por allí pasaron. Sólo ese sentimiento es capaz de explicar como Luis Aragonés olvidó sus rencillas con el siempre polémico Jesús Gil para rescatar al Atleti del “infierno” y devolverlo a primera.
El propio club lo sabe, y lo refleja en sus campañas publicitarias. Lástima que la crisis económica nos haya “robado” esos anuncios, cada uno mejor que el anterior. Aunque de buena tinta sé, que el que recuerdan con más cariño los colchoneros es el de la alcantarilla con Germán El Mono Burgos como protagonista. Un jugador carismático, que ahora trabaja como ayudante bajo el mando del sentimiento atlético hecho persona Diego Pablo El Cholo Simeone. Muchos de los actuales jugadores han sido destetados con la leyenda del Cholo que ya era un entrenador sin carné sobre el césped y su casta no dejaba indiferente ni a propios ni a extraños. Es el mejor entrenador que puede tener ahora mismo el Atleti-título europeo al margen-.
Todo jugador que viene al Atleti sabe a lo que viene. Nunca lo tendrá fácil. Tendrá que luchar por el amor de una afición acostumbrada a todo, menos a la indiferencia ante unos colores. Si un jugador muestra esa indiferencia ¡Pobre de él! No sabe dónde se ha metido. Quizás, a todo jugador, sobre todo si es extranjero, se le deberían poner todas estas características como cláusulas en su contrato. Porque fichar por el Atleti no es sólo firmar por un club, es fichar por una idea, un concepto y un sentimiento genial que esperemos que dure muchos años.