Ser Ecce Homo, cómo casi todo, es difícil en España. Sin ir más lejos sólo hay que ver la polvareda que ha levantado el hecho de que una octogeneria se metiera con sus bártulos y pinturas en una ermita de Borja y, eso no lo niego, con toda la buena voluntad del mundo, pretendiera restaurar un fresco que de otro modo se venía abajo con todas las de la ley. Por tanto, en ello vemos unas carácteristica común que se repite y extiende sin cesar por todo nuestro país. Todo se cae hecho pedazos por nuestra desidia cómo pueblo al elegir a unos representantes, dudo ya que se les pueda llamar así, más preocupados en llenar la buchaca que en atender las demandas del Pueblo. Una constante universal desde que el Cura Morelos decidiera que ya no serían españoles y que debíamos empezar a caer, cómo Imperio primero, país despues y república federal de taifas por último. El Ecce Homo de Borja es un poco nuestro país. Una imagen valiosísima pintada al fresco en una pared carcomida por la humedad en la que nadie se fijó hasta que una vecina, intentando hacer una buena obra, lo convirtió en una atracción de fiera.
Malos tiempos para la lírica.
Y es que lo sucedido con el Ecce Homo al que nos referimos es algo que sucede, de forma extremadamente común en nuestro país. Primero, nos indignamos, soltamos puyas e intentamos aplastar de manera irredenta y sanguinaria al aut@r de la tropelía. Después consideramos que la cosa no está tan mal y que, si la van a arreglar a lo mejor es buena idea ir a echarse la foto, cómo buenos lerdos incultos en los que el plastón en el Facebook es lo mejor que hay. Por último vemos que ese Cristo será muy buena obra de finales del XVI o por ahí, pero que al fin y al cabo ha pasado desapercibido durante siglos y que es ahora cuando coge relieve con el desaguisado que la buena señora ha protagonizado. Por tanto, y cómo el fin justifica los medios, cómo se ha logrado la afluencia en masa a la ermita de propios y extraños, demos por buena tal acción, rentabilizando en lo posible la barrabasada. Ello nos autoriza, obscenamente, a cobrar entrada, limosna y poner guardia de seguridad al lado de un pobre borrón de óleo en una pared de una ermita remota y conferirle la misma dignidad que a las "Meninas" de Velázquez.
Y así es cómo inevitablemente, la picaresca avanza saltando de siglo en siglo y siendo seña de identidad de nuestra querida, denostada, siempre atacada y nunca vencida España. La picaresca de aprovechar cualquier retazo de indolecia, desvergüenza o idocia ajena sobre la que trabajar un negociete que ya no nos sirve para mantener la apariencia de ser un Hidalgo sin nada que llevarse a la boca pero con un título de nobleza. Ahora buscamos la notoriedad que nos permita ser más y mejor, ganar más, esforzarnos menos y mantenernos en el puntal de la actualidad para generar titulares, elucubraciones y vivir, sobrevivir o malvivir en función de los incautos que consigamos engañar. España es un compedio de todas éstas tragicómicas acciones que, a lo largo de los siglos, nos han transformado en el País de la leyenda negra, donde me temo que lo negro no fuera en sí lo mal que lo hicimos, sino el halo de suciedad que dejábamos tras cagarla sin césar una y otra vez.
Ecce Homos y titanlux.
Y del mismo modo que ésta señora intentó corregir la desidia, falta de fondos, interés y ganas para salvaguardar la integridad de una imagen que según dicen tiene un valor irrecuperable, nuestro país adolece de esa misma desidia para levantarse y caminar por la senda del progreso en lugar de lamentarse de continuo y recaer una y otra vez en nuestra propia idiocracia. Idiocracia lograda, por otro lado, por esa LOGSE inventada por el inefable RuGalFaisán que, por otro lado, impedirá a los sufridores y adoctrinados por la misma, saber que es un Ecce Homo, donde está Borja o porque no se puede considerar una obra de arte sino un atentado contra el patrimonio que una abuelita aburrida se dedique a pintarrajear un fresco de tres siglos por muy mal que esté. Son tantas cosas en un batiburrillo y compedio de sinsentidos lo que contemplamos a diario en nuestra vetusta, e irreconocible, piel de toro, que ya lo damos por normal. Evitamos expresar nuestra sorpresa y oposición o simplemente nos dedicamos a pasar por entero del tema ahondando más en una situación que no se corregirá simplemente porque no le hagamos caso.
Cómo amante que soy de nuestro patrimonio y cómo observador parcial en favor de nuestra cultura, tradición e historia, lo de Borja me parece simplemente una barrabasada que no es más que la punta del Iceberg que supone ser uno de los países cón más patrimonio historico-cultural y tener el gran record de dejar que se pierda, resquebraje y arruinen iglesias, palacios, castillos y ermitas sólo con la excusa de no haber fondos cuando se invierten en las más variopintas imbecilidades institucionales. Cierto es que lo de Borja sorprende por lo cutre. Quizás, sino fuera por tal acción vandálica, dicha ermita nunca habría sido puesta en el mapa, pero si eso es lo que queremos y por ende, cualquier imbecilidad que se haga en éste país tiene réplica inmediata, cómo hemos visto con Gordillo, más vale que vayamos pensando en pintarle la jeta al gran poder cómo un payaso o demos paso libre al Prado a los grafiteros, pues así ya no sólo seremos el hazmerreir de Europa sino los payasos del Mundo.
El espectáculo más grande del mundo.
Cómo potencia mundial hace tiempo que dejamos que desear. A nivel económico sómos un desastre por nuestro afán de seguir viviendo cómo los ricos que nunca fuimos manteniendo un Estado desproporcionado a nuestras capacidades. Cómo políticos sólo podemos presentar a los payasos que, no sirviendo para trabajar, se metieron a gestionar los recursos públicos para inflar sus bolsillos. A nivel de emprendimiento, de dejar atrás la comodidad del sillón, demostramos que nso da miedo poner una empresa, bien porque te cuecen a impuestos, bien porque es muy cansado tener que madrugar para ganar una miseria... Así que hacemos héroes donde no los hay. Una anciana destroza un fresco y tras echarle las puyas, la ensalzamos porque su "obra" nos produce unos ingresos obscenos con el que no mantendremos el patrimonio, pero si que seguiremos ensalzando el vandalismo que nos ha llevado a niver cultural y social hasta donde estamos ahora... Pasen y vean.
Si deseas comunicarte conmigo, agregar algo a éste artículo, exponer tu opinión en privado o sugerirme temas sobre los que hablar no dudes en ponerte en contacto conmigo a través de [email protected]. Gracias.