- Eras su rey y ¿lo solucionabas todo?...- Sí.
- Quiere saber si puedes protegernos de la tristeza.
(silencio)
(más silencio)
- Tengo un escudo antitristeza que protege de la tristeza y puede cubrirnos a todos.
- Caray!- Y esto es lo que hago con la soledad. (boom)
(...)
-Sabía que tenía algo especial...
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Ayer por fin vi "Donde viven los Monstruos" y lo cierto es que no me ha defraudado. Como no quiero hacer spolier, sólo hablaré de esta conversación, que no destripa nada de la trama. En ella, Max, intenta convencer a sus nuevos amigos para que no le coman, haciéndoles creer, que es capaz, por sus propios medios, de borrar todo lo malo que les rodea.
Con este argumento, consigue que le proclamen Rey; y es que, alguien con un escudo antitristeza y capaz de hacer estallar a la soledad, se merece al menos una corona.
Intentando reflexionar sobre la película, bromas a parte; me he dado cuenta de que tratando un tema que a primera vista parece simplemente fantástico, al estar especialmente enfocado a un público infantil; esta película, consigue enseñar a los mayores .
Si analizamos cada uno de los personajes de la película, nos damos cuenta como el escritor (la película está basada en una novela de Maurice Sendak), no ha dado puntada sin hilo, ya que cada uno de los personajes representan en realidad una parte de la personalidad de Max.
Enseñándonos por medio de cada una de sus peripecias, dos grandes enseñanzas. La primera que no somos perfectos. Y que cada uno de esos monstruos también somos nosotros; y que no por ello somos unos salvajes. A menudo me doy cuenta cómo nos empeñamos en luchar contra nosotros mismos, intentando cambiar rasgos de nuestra personalidad, que aunque pueden ser moldeables, nunca podrán ser borrados por formar parte de nuestro yo más profundo. Queriendo o asumiendo que, estamos hechos (casi a partes iguales) de virtudes y perfectos. Queriendo a esa mezcla de monstruos adorables y no tan adorables, tendremos el 50% del escudo.
Y por otro lado, aprendiendo a equilibrar la relación de cada uno de nuestros monstruos con el resto y con nosotros mismos, conseguiremos borrar esa tristeza y esa soledad (ese otro 50% que nos faltaba), que en ocasiones asolan al ser humano.
Así que como bien decía Rosario en la voz: (asume que) eres una monstrua amiga.
(en masculino no sonaba tan gracioso).
Consigue ese escudo antitristeza.
Quierete con tus monstruos.