El precio de la fama
Hace unos días hable de la sobreabundancia de personas que se creen escritores. Desde mi punto de vista, claro está. En esta ocasión vuelvo sobre el tema de la escritura, pero en otra vertiente que también me llama la atención, el ser famoso a toda costa; cómo algunos buscan desde el primer momento hacerse famoso con su texto, sin siquiera haberlo público ni saber si lograrán hacerlo.Un amigo mío, al que aprecio más de lo que soy capaz de demostrar, me dijo una vez, ¿pero tú qué quieres, ser famoso, eso es lo que buscas? No negaré que sí, eso es lo que buscaba. Sin embargo, la ardua tarea de posicionamiento en el terreno de la escritura me ha llevado a comprender que no es tan sencillo llegar a ser famoso y ganar mucho dinero escribiendo libros y, menos aún, conseguir un trabajo que trascienda la alucinación personal del autor de creerse el mejor en su género. Cuando alguien empieza un libro pensando que va ser el mejor jamás escrito por nadie y que va inflamar el mercado editorial, solo está adentrándose en un ensueño que le acerca más a la mediocridad que a la verdad.
Es muy difícil escribir un texto decente. Cuesta una vida conseguir una historia creíble, tejer un relato capaz de competir con los miles de textos que ya pululan por el mercado. Por lo tanto, desgraciadamente, es absurdo marcar como primer objetivo la fama, y perder de vista trascender el propio trabajo, dejar algo que perdure en el tiempo, con más o menos trascendencia, pero que no muera con el autor cuando se haya ido.
¿Es esto complicado? Sí. Tanto como conseguir un bestseller, o como llegar a las editoriales y despertar su interés o seducir al mercado. Sin embargo, si hay que poner en la balanza perseguir una cosa u otra, quizá sea conveniente escoger esto último, porque es lo que llena, más allá del sacrificio que conlleva.
Este no es un alegato contra nadie ni pretende ser un axioma vital, es un simple pensamiento que pasaba por aquí y del que he querido apropiarme para decir lo que pienso sobre algunos colegas que se desviven por ser famosos o por escribir la obra definitiva, sin prestar atención a la calidad de lo que escriben o poner todo su empeño en producir un texto de verdadera relevancia.
Hace muchos años conocí a alguien que, en una reunión de amigos, nos reveló que lo dejaba todo, el trabajo, la familia, la ciudad, para retirarse a un pueblo a escribir su primera novela. “Se hablará mucho de ella”, nos dijo. Ahora, desde la distancia, a través de los años, siempre me pregunto ¿qué habrá sido de aquel autor en retiro? ¿Qué estará haciendo, dónde estará? Porque lo que es conquistar el mercado editorial, nunca lo consiguió, al menos que yo sepa.
Por todo esto, para mí lo más razonable siempre es empezar de abajo, sin ninguna pretensión extravagante y subir poco a poco, hasta la decencia… al menos, y no morir apuñalado por la realidad
imagen: morguefile.com
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