Revista Diario
Coincidiendo (aproximadamente) con mi cumpleaños, Madrid se engalana, se vuelve loca (muy loca) y se echa a la calle. Esto no es una cortesía del ayuntamiento hacia mi persona (sería la primera…), sino que, casualidades de la vida, cae en las mismas fechas que el día del orgullo gay.
Los festejos del Día del Orgullo Gay son una especie de fiestas locales oficiosas. Demuestran que ésta es una ciudad abierta, en la que no es raro ver parejas del mismo sexo pasear en actitudes cariñosas por plena Gran Vía. Y eso, a uno, aunque sea más hetero que El Fary, le llena de orgullo (en este caso, no del gay, del otro). Y además, como todo en esta ciudad, son fiestas muy abiertas en las que nadie se siente discriminado, no son estrictamente gays, como demuestra el hecho de que, en las del año pasado, a mi chica le estuvieran tocando el culo a lo largo de toda la calle Infantas.
Ese mismo día del acoso culero, un poco más arriba, en la calle Fuencarral, vi a un chico pasear con una camiseta de mensaje incendiario: “Ser hetero también mola”. Un valiente. No porque nadie le fuera a echar en cara su orientación sexual (ya digo que Madrid es una ciudad maravillosa, y eso incluye Chueca), sino porque ser hombre y hetero no parece ser algo que cotice al alza en algunos aspectos. ¿Somos de poco fiar, desde el punto de vista femenino? ¿No nos damos cuenta de las cosas? ¿No entendemos a las mujeres? ¿Es cierto el tópico de que los homosexuales son más sensibles? ¿Se ha institucionalizado el amigo gay como cronista de la realidad femenina?
“Sexo en Nueva York” y “Mujeres desesperadas” son dos de las series de televisión que se han vendido como reflejo de la mujer moderna. Curiosamente, los creadores de ambas series son gays. Tras el boom inicial, cada vez más mujeres a mi alrededor me muestran su rechazo a la imagen femenina que en ellas se da: “no es la imagen de la mujer a través de los ojos de una mujer; es la imagen de la mujer a través de los ojos de un gay”. Me recuerda a lo que a menudo se echa en cara a los hombres (heteros) y sus fantasías eróticas lésbicas: las lesbianas no son así, no se lo montan así, es la imagen hetero de cómo os gustaría que fueran. Mis amigas me dicen que “Sexo en Nueva York” muestra la parte de la mujer que más les repatea que se muestre, y que no se sienten identificadas en absoluto con ella. Mis amigas, he de decir, son colegas, hermanas, novias, madres… mujeres con carácter, con sus fortalezas y sus depresiones, que cada día se parten la cara en la calle, como nosotros, los hombres, con el agravante de jugar en una sociedad que sigue discriminándolas; menos, mucho menos que antaño, pero que sigue sin ser justa.
¿Es el gay el mejor retratista de la mujer? Recuerdo una entrevista a Meryl Streep, en la que decía que era un regalo para una mujer adulta poder acceder a un papel como el que interpretó en “Los puentes de Madison”, y que nunca se lo agradecería lo suficiente a Clint Eastwood. Éste respondía que él creció rodeado de mujeres fuertes, tanto en la vida como en el cine, y que ésa era su imagen de la mujer. He de decir que mis amigas se sienten más cercanas a “Los puentes de Madison” que a “Sexo en Nueva York”, obviamente. Y Clint Eastwood, gay, lo que se dice gay…
Hay gays con un ojo especial para el mundo femenino; también he de decir que las mayores muestras de misoginia que he encontrado a mi alrededor a menudo provenían de homosexuales. ¿Qué quiere decir esto? Pues… nada. Que no se puede generalizar. Ni en el mundo gay… ni en el hetero. Porque sí, zafios sigue habiendo a cascoporro, pero por el hecho de ser hetero tampoco se es un zote salido e insensible, ni se es ciego al mundo femenino. Que hay de todo, vamos. Y que, como diría el chico de la camiseta, ser hetero también mola.
LOS COMENTARIOS (1)
publicado el 15 junio a las 14:51
jajajajja gran post!