Ser mujer

   Qué tristeza me da leer en alguna red social discusiones sobre qué es ser mujer casi a mediados de siglo XXI. ¿De verdad para alguna gente todavía estamos así?

   Según el diccionario de la RAE y en su primera acepción mujer es, y cito literalmente, «persona del SEXO femenino». Después ya vienen otras acepciones y algunas de ellas con claros tintes androcéntricos, pero es el que hemos heredado de la historia.

A ver, por si la definición de la RAE no está muy clara, añadiremos que es, también, la hembra adulta de la especie humana. Creo que está claro ¿verdad? Pues todavía hay gente que propaga que ser mujer es un sentimiento y cosas así de inverosímiles.

Si ser mujer fuera un sentimiento, ¿por qué ninguna mujer «sentida» es asesinada por un hombre? ¿Por qué no forman parte del noventa por ciento de la población prostituida? Y estas solo son un par de preguntas. La respuesta está bien clara: porque, al menos para mí, ser mujer no es ningún sentimiento, es una realidad clara, muy clara.

Una realidad que sufren más de la mitad de la población mundial que es oprimida por la otra parte de la población mundial que son los hombres usando un sistema INVENTADO llamado patriarcado y que considera, poco menos, que las mujeres son ciudadanas de segunda y que, por lo tanto, los hombres deben de continuar disfrutando de los privilegios que les ha otorgado este sistema injusto e insolidario.

Una realidad que, ante el intento de borrado del concepto SEXO por parte de la gente defensora de la llamada teoría Queer, muy posmoderna y falsamente libertaria, pero si muy neoliberal, con todo el que esto comporta, hay que recordar que es el origen de la opresión, mutilación y de toda clase de violencias que sufrimos las mujeres al mundo. Y son muchas las formas de violencias que sufrimos solo por haber nacido mujeres.

Es muy curioso que en esta corriente ideológica que recorre el mundo y que busca sustituir la realidad material del sexo, la quieran cambiar por el género que es un invento del sistema para legitimar la opresión de las mujeres y que fue reforzado por teóricos y grandes pensadores como Rousseau, todos ellos hombres y, por lo tanto, de la mitad privilegiada.

También es muy llamativo que, tal como decía la semana pasada para el ocaso de los talibanes y hoy añade a los puteros y proxenetas y a los compradores de criaturas gestadas con vientres de alquiler, no tengan ninguna duda sobre que es ser mujer. Y no lo tienen, porque saben muy bien cuál será su materia prima para los negocios: los cuerpos de las mujeres. ¿No os parece curioso este matiz para toda aquella gente que, por un lado, defienden que el sexo es un invento y al mismo tiempo, en el colmo de la incoherencia, también defienden que la prostitución es un trabajo o que el negocio por compraventa de criaturas por vientres de alquiler satisface los deseos de mucha gente?

   Dicho de otra manera, para satisfacer los DESEOS masculinos bien sexuales o bien de paternidad, saben perfectamente qué es ser mujeres porque las necesitan, para el resto les entra repentinamente la confusión.

Y esta es la teórica izquierda, pero que ha copiado los postulados más ultraliberales en cuanto al saber o no qué es ser mujer. ¡Hay que joderse!

Y una última curiosidad para la reflexión: ¿Por qué nadie se cuestiona que es ser hombre? Como mucho han aparecido movimientos de «nuevas masculinidades» que buscan romper con las masculinidades tóxicas, pero nadie ha cuestionado nunca que es ser un hombre. Y no se ha cuestionado porque se considera que es el referente de la humanidad, el universal, la medida de todas las medidas. O, lo que es lo mismo, el individuo sobre el cual se construyen todas las medidas.

¿Va quedando clarete porque solo interesa cuestionar el que es ser mujer a pesar de estar tan claro en algunos casos? Pues esto… Nuevas formas para el patriarcado de siempre.

Ben cordialment,

Teresa