Un día como hoy de 1810 un pionero del pensamiento moderno argentino, Mariano Moreno, publicó por primera vez La Gaceta de Buenos Aires, dando inicio en nuestro país a una de las profesiones más hermosas del mundo: el periodismo.
200 años después lo encuentran al periodismo argentino en una encrucijada. Mucha agua, tierra y barro ya pasaron bajo el puente pero sigue manteniendo la vigencia de la investigación, la información y la opinión que enorgullece a la profesión. Lamentablemente, en la actualidad los medios masivos están en manos de grandes grupos empresariales. Por ende, sus dueños o gerentes nada tienen que ver con la comunicación o el periodismo. El caso del grupo UNO y América TV, cuyos dueños son De Narváez, Vila y Manzano es el más paradigmático. Ya no es casualidad ver como despiden a voces que están en contra de su parecer, una locura. Grupo Clarín no se queda atrás.
El periodismo en Argentina está en un momento de revolución. Se ha desatado una guerra económica, política y simbólica entre el Gobierno Nacional (léase Néstor y Cristina Kirchner) y el Grupo Clarín. Como en toda guerra los que perecen no son los generales o jefes de alto rango sino los soldados. En esta batalla los soldados cuentan con el arma de la palabra y la pluma. De cualquier forma, se desprestigia al que piensa diferente, o bien por ser oficialista al máximo o bien por defender los intereses de la empresa a la que pertenece.
Aquellos que, afortunadamente, quedaron afuera de la pelea son, paradójicamente, los que menos espacios tienen. El hecho que Jorge Lanata esté relegado a Canal 26 (canal de cable con poca audiencia) muestra con claridad la profundidad del caso. Como hacía tiempo no se vivía, los periodistas se refugian en trincheras para opinar y escribir sin filtros. Parecería ser que la aparición de Internet, las redes sociales y los blogs han sido el resguardo para más de uno. Porque en la web no hay editores más que uno mismo y la libertad se respira claramente.
Al mismo tiempo, la implementación de las nuevas tecnologías ha abierto caminos ocultos. Hoy, cualquiera saca una foto, graba 3 minutos de video, escribe dos párrafos y los sube a un blog. El periodismo como profesión deberá aprovechar este nuevo espacio/medio y demostrar que no todos pueden ser periodistas. Rigor periodístico, formato de los textos, elección de fotografía, son elementos que harán perecer o no a las notas vertidas por la red. Lejos de esquivarle a Internet, el periodismo debe utilizarla como una herramienta más.
Sin lugar a dudas, la aplicación de la nueva ley que regule a los medios audiovisuales traerá más trabajo y espacio para aquellos que no queremos ser ni oficialistas ni clarinistas. Dará una bocanada de aire fresco a la profesión y demostrará una vez más que el periodismo en Argentina es muy necesario.