Revista Europa

Ser profesor es mucho más que una profesión

Por Oviversai

Para aquellos que no lo sepáis, estoy viviendo toda una experiencia en Francia al haber conseguido trabajo como profesora de español para extranjeros en un colegio de alumnos equivalentes a nuestro 6º de Primaria y nuestro 3º de la ESO.

Estoy aprendiendo muchísimo de esta profesión. Y creo que se tiene super infravalorados a los profesores.

“Ah, que eres profesor. ¡Vaya vacaciones que te pegas eh majo…!” Es la frase por excelencia que tenemos que escuchar. También tenemos la variante de “no os quejéis tanto, que son sólo niños y luego tenéis muchas vacaciones”.

Para quien no lo sepa, o no quiera darse cuenta, ser profesor es mucho más que ponerse delante de unos niños, recitar la lección y marchar.

Ser profesor es mucho más que tener vacaciones abundantes y los fines de semana sin tener que ir a dar clase.

Ser profesor es mucho más que dar una lección y mandar un par de deberes.

Ser profesor es mucho más que preparar los materiales que se van a ver en clase.

Ser profesor es mucho más que ser la persona que está con tus hijos cuando no tienes dónde dejarlos.

Ser profesor es mucho más que esa persona que pone notas a los deberes y exámenes de tu hijo.

Ser profesor es mucho más que esa persona que le da una regañina a tu hijo por haberse comportado mal en clase, porque sí, su hijo se porta mal en clase…

Ser profesor es mucho más que corregir exámenes y pasar página.

Ser profesor es mucho más de lo que piensas…

Ser profesor es preocuparte por ellos. Saber cuándo están mal y querer ayudarlos a salir del trago.

Ser profesor es pensar en cuál es la manera correcta de dar una lección para que tus 30 alumnos, todos con unas capacidades diferentes, puedan asimilar y comprender el tema.

Ser profesor es ver en cada canción de la radio, cartel publicitario, folleto, libro, vídeo del Facebook o foto de Instagram un nuevo material para usar en clase.

Ser profesor muchas veces es querer y no poder porque ves que tus alumnos no se involucran lo suficiente.

Ser profesor es querer que tus alumnos den lo mejor de sí mismos y que saquen lo máximo que llevan dentro.

Ser profesor es saber cómo explotar al máximo y buscar cómo sacar el mayor rendimiento a cada uno de ellos, porque todos ellos son iguales, pero al mismo tiempo son únicos, irrepetibles e incomparables.

Ser profesor es acabar buscando un hueco para poder hablar con ellos de tú a tú.

Ser profesor es preocuparte por tus modales y tu forma de vestir porque sabes que eres un ejemplo para ellos y que te debes de comportar como alguien a quien seguir, y para ello intentas no tener ni un solo fallo.

Ser profesor es pasar los fines de semana preparando la siguiente lección y adecuándola a cada nivel, incluso a veces, a cada alumno.

Ser profesor es romperte la cabeza para sacar lo mejor de ese niño que tiene una situación difícil detrás, que tiene potencial, pero que la realidad lo está consumiendo.

Ser profesor es corregir un examen, sumar todos los puntos antes de calificar el último ejercicio, y puntuar ese último ejercicio de manera que pueda aprobar. Porque sí. Porque ahora me doy cuenta de que muchos de mis 5 son profesores que quisieron tirar de mí.

Ser profesor es dudar entre dejar el suspenso que ha sacado el alumno o ponerle un aprobado raspado por no saber qué es lo que más va a motivarlo para seguir trabajando, si el aprobado por los pelos para poder tener más margen la siguiente vez o el suspenso para la próxima vez aprobar.

Ser profesor es bregar con padres ultraprotectores, padres que no quieren ver la realidad, padres que se creen las agendas de sus hijos, padres que no les dan la autonomía necesaria para el desarrollo adecuado a su edad…

Ser profesor es tratar con padres desagradecidos con nuestra labor por haber reñido un día a su hijo charlatán, o como dicen aquí en Francia, perturbador de la clase.

Ser profesor es tratar muchas veces con padres responsables y comprensivos que te dan todo su apoyo a la hora de sacar adelante al alumno/hijo.

Ser profesor es trabajar “muy poco” en cuanto a jornada laboral, pero os aseguro que muchísimos de vosotros no aguantaríais una hora teniendo que adaptar vuestros conocimientos a una horda de adolescentes hormonados con ganas de hacer el tonto.

Ser profesor es estar supuestamente una hora con cada grupo, pero el trabajo que hay detrás relacionado con ese grupo…, os aseguro que muchas veces sobrepasa la jornada de 8 horas.

Ser profesor es verlos sentados e imaginar cómo y qué serán de mayores.

Ser profesor es desear día tras día que tengan éxito en su vida.

Ser profesor es querer sacar lo mejor de ellos mismos y esperar que todo lo que aprenden en clase les sirva en alguna situación en el futuro.

Ser profesor es querer darles las bases para que luego se puedan desenvolver en la vida, darles las bases para que nadie los engañe y puedan pensar con total autonomía y de manera clara, sin coacciones.

Ser profesor es mucho más que una profesión.

Ser profesor es ser persona

Ser profesor es mucho más que una profesión
Intento traducir este poema de Janusz Korczak. “Usted dice: Cansa codearse con los niños. Usted tiene razón. Usted añade: Porque hay que agacharse, inclinarse, curbarse, hacerse pequeño. Llegados a este punto usted se equivoca. No es todo eso lo que más cansa, es el hecho de estar obligado a levantarse, de ponerse de puntillas hasta la altura de sus pensamientos para no herirlos.”
Ser profesor es mucho más que una profesión

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