Aunque la casa en la que vivía estaba fuertemente custodiada, Ramón Mercader (conocido con el alias de «Jacques Mornard») lograría infiltrarse en su círculo ganándose la confianza de una de las secretarias de Trotsky, Silvia Ageloff, con la que incluso mantuvo un noviazgo formal premeditado y planeado para perpetrar el asesinato. Conoció a Trotski a finales de mayo de 1940 y visitó a la familia en una decena de ocasiones, haciéndose pasar por un simpatizante algo escéptico. A pesar del refuerzo de la seguridad tras el atentado de mayo, el propio Trotski no seguía las normas de seguridad y se permitía a Mercader, que se había ganado la confianza de la familia, penetrar en el complejo residencial sin que se le registrase.
La tarde del asesinato, Trotski se encontraba trabajando en su despacho cuando Mercader apareció con mal aspecto alrededor de las 17:20. A pesar de quejarse de sed, llevaba sombrero y portaba un abrigo. Solicitó ver a Trotski para mostrarle un artículo. Con este pretexto subió al despacho y, mientras este se hallaba sentado, se acercó a él por la espalda y le clavó salvajemente un piolet en la cabeza, que extrajo de un bolsillo del abrigo. El grito de Trotski se oyó como un estruendo en toda la casa; sus custodios acudieron rápidamente pero no se pudo hacer nada. Logró derribar a su asaltante, salir de la habitación y comunicar a su esposa la identidad del asaltante antes de caer desvanecido.”
Revista América Latina
¿Será Leamsy Salazar un elemento importante para determinar las causas de la muerte de Hugo Chávez?.
Publicado el 29 enero 2015 por Jmartoranoster
“Y conocereis la verdad y la verdad os hará libres”
Evangelio Según San Juan 8:32
*JUAN MARTORANO.
Como muchos de ustedes saben, es público, notorio y comunicacional que publique diecinueve entregas sobre las formas como pudo haber sido asesinado nuestro Comandante Supremo y Eterno, Hugo Chávez Frías en aporrea.org y otros portales web, lo que motivo que la cadena radial Ria Novosti de Rusia, en la persona del periodista Victor Ternovsky me entrevistara sobre el tema. Dichos trabajos, los cuales trataron de ser despotricados por un señor que dice llamarse Rafael Tineo, quien dice ser opositor a este proyecto político, lo cual no desprecio a priori, seguramente con estas opiniones que voy a emitir, volverá a tratar de desprestigiarme. “Dura cosa te es dar coces contra el aguijón”, esta escrito en la Biblia.
Además de ello, para el señor Rafael Tineo, solamente le aclaro que el tema de la neutralidad en las ciencias se discutió hace un poco más de veinte años, y es por eso que sostengo que no hay ciencia neutra u objetiva, ya que siempre ésta estará al servicio de los intereses de quien la usa. Que usted quiera creer o no en mis ideas o que le parezcan descabelladas, es su opinión, pero no puede despreciar a priori fuentes del conocimiento sea cuales estas fueren, sencillamente porque estás no se alinean con su óptica ideológica o política.
Y adelantando una respuesta ante los posibles cuestionamientos de este opositor, y que me he tomado la libertad de bloquear sus comentarios en mis blogs, aquí cabría entrar en el debate sobre la libertad de expresión y de la democracia, mi respuesta sería la misma que planteo el cantautor zuliano, hermano y amigo, Amílcar Briceño que es la siguiente: “¿Quieres entrar en mi espacio para decir lo que te da la gana? Déjame entrar en el tuyo para hacer lo mismo….! Para muchos Democracia es hacer pupú en el patio de tu casa y dictadura es que tu le reclames y le pongas límites.” Es decir, si bien es cierto que lo contenido en mis blogs son opiniones públicas, la libertad de expresión no es absoluta y tiene límites, es por ello que, yo estoy en la libertad de publicar LO QUE CREA QUE DEBE SER PUBLICADO, y lo que creo que es ofensivo o denigrante, lo elimino, no debo dar muchas explicaciones al respecto. Además de ello, el tratar de imponer puntos de vista yo lo entiendo o llamo INTOLERANCIA, que es la que profesa el señor Tineo, y por eso estoy adelantando aquí mi respuesta al señor.
Además de ello, todos los medios de comunicación, sean de izquierda o de derecha, tienen su línea editorial. En mis blogs no es diferente, así que mal puede el señor Tineo imponerme ideas o planteamientos con los cuales no comulgo, y antes bien, son ofensivos, denigrantes, descalificativos e irrespetuosos hacia mi persona y no tengo por que calármelos. Punto.
Pero como no es la idea de este artículo hablar sobre este debate, retomemos el tema que motiva el título de estas líneas y opiniones que me quiero permitir compartir con todos y todas ustedes.
Ciertamente, el asesinato de Hugo Chávez, el magnicidio biológico que han señalado el Toby Valderrama y Antonio Aponte como parte de toda una conspiración contra nuestra Revolución Bolivariana y Hugo Chávez tienen suficientes asideros y sustentos. Me permití publicar como ya lo señalé 19 trabajos sobre la posibilidad del asesinato del Comandante, con documentos desclasificados de la CIA sobre guerra bacteriológica y de como inoculaban enfermedades a poblaciones enteras, o a personajes “incómodos” a los intereses del gobierno estadounidense. Estos experimentos aún continúan en bases y laboratorios secretos y fuertemente resguardados.
Pero no hay crimen sin victimarios, y dentro de mi investigación sobre las causas como pudo haber fallecido Hugo Chávez, y que me han permitido sostener junto a otros la posibilidad del magnicidio biológico del Comandante, no nos permitía avanzar mucho, puesto que no teníamos ni siquiera alguien a quien por lo menos investigar o sospechar. Pienso que, para la comisión de este hecho abominable, tenía necesariamente que infiltrarse alguien en el entorno más cercano de Chávez, y que no levantara ninguna sospecha, si no me creen, permítanme transcribir algunas fragmentos encontrados en Wikipedia sobre la forma como fue asesinado León Trotsky:
“Stalin había dado orden de asesinar a Trotsky, y Kótov, encargado de las operaciones contra éste en México, se valió de dos comunistas españoles, Caridad y Ramón Mercader (madre e hijo), para llevar a cabo el plan. Mercader se había trasladado a Nueva York y de allí a México con el pasaporte de un brigadista canadiense fallecido, Frank Jackson, en septiembre de 1939.