El Serval común se distribuye por toda la cuenca mediterránea. En España ocupa el cuadrante Noreste, siendo frecuente en Cataluña, parte de Aragón, Norte de la Comunidad Valenciana, Navarra, Euskadi y el Sistema Ibérico. En la provincia de Huesca lo encontramos principalmente en la depresión media, los Somontanos y La Litera. No resulta una especie abundante y suele aparecer en zonas marginales de cultivos como márgenes y ribazos, junto a acequias o cerca de construcciones, útiles o abandonadas. Fuera de zonas humanizadas lo encontramos en los claros de encinar.Es un árbol que puede superar los 15 metros de altura, aunque en pocas ocasiones llega a alcanzarlos. Posee un tronco muy recto con una copa ancha y más o menos redondeada. La corteza es grisácea y agrietada, las ramas jóvenes son algo pilosas en el ápice y de color pardo rojiza.

Las hojas son compuestas, imparipinnadas, con 13 a 17 foliolos de tres a ocho centímetros de longitud y borde aserrado. Su coloración es verde intenso en el haz y pálidas y pilosas en el envés.
Las flores se presentan en inflorescencias, tienen entre 15 y 20 milímetros de diámetro y son de color blanco. Florece entre Abril y Junio. Los frutos son ovoideos o piriformes, semejando pequeñas peras. Miden entre dos y tres centímetros de diámetro y tienen un color verde pardusco, pasando a marrón cuando están maduros. Maduran en Octubre – Noviembre, momento en que son comestibles. En su interior encierran entre una y cuatro semillas de color oscuro y pequeño tamaño. Los frutos maduros son blandos, cremosos, muy dulces y aromáticos. Poseen abundantes azúcares, pectina y vitamina C. Antes de madurar son ácidos y amargos, astringentes y contienen gran cantidad de taninos.
Tradicionalmente se han utilizado sus frutos para la alimentación humana, siempre muy maduros. También se fabricaba con ellos una bebida alcohólica que recuerda a la sidra. La madera es muy dura y resistente a la fricción, siendo apreciada por ebanistas, torneros, escultores, grabadores o armeros. En numerosos lugares se utiliza como ornamental. En gran parte de su área de distribución aragonesa ha pasado de ser una especie frecuente en muchas torres, fincas y huertas, a caer en desuso, encontrando en la actualidad pocos ejemplares en estos lugares.En Aragón hay varios ejemplares catalogados como monumentales o singulares. Los mayores se encuentran en Bordón (Teruel) y Boltaña (Huesca). Otros ejemplares destacables aparecen localizados en la comarca de La Litera, en Huesca o en Bagües, en Zaragoza.
