Revista Cine
Director: Brillante Mendoza
La semana pasada vi varias películas y por eso no me he quedado corto estos días, más o menos desde el viernes, que es cuando recordé con insistente fuerza la primera temporada de "The Amazing Race Latinoamérica", que se llamó "The Amazing Race en Discovery Channel", por lo que decidí ver sus trece episodios que pueden encontrar íntegros en YouTube, por si se animan a ver esa apasionante y épica competencia en la que once equipos de distintos países viajan por toda latinoamérica, haciendo toda clase de pruebas físicas e intelectuales con el fin de ganar 250.000 dólares. Y no, no me arrepiento de haberlos visto otra vez; en cierta forma me hizo revivir todo lo que sentí allá por el 2009, cuando la emitieron; la tensión y el nerviosismo semana a semana, especialmente durante los primeros episodios porque las chilenas, Fran y Ferna (por quienes hinchaba sí o sí), de gran simpatía pero sobre todo de enorme y admirable fuerza (de voluntad, física, lo que quieran), comenzaron peleando los últimos lugares hasta que dieron el gran salto y no bajaron del segundo lugar nunca más (de hecho ganaron cuatro etapas, y estuvieron a un pelo de hacer lo propio con otras tres). También estaban las Casildas, madre e hija mexicanas, la otra pareja compuesta únicamente por dos mujeres, que de igual forma demostraron gran fortaleza para las duras pruebas que les caían encima; Casilda madre era sensacional, viejo. Pero en fin, no me voy a alargar demasiado con esto. Lo único que me resta por decir al respecto es que... ¡han pasado ocho años desde que se emitió! ¡Ocho malditos años! Recuerdo estar viendo sus episodios como si hubiese sido ayer, dios santo. Recuerdo sentirme bastante molesto y alicaído cuando supe que para participar del casting había que tener mínimo 21 años, ¡y en ese entonces tenía 15! Supongo que habría sido de esos participantes que se pierden en el sinfín de calles de las distintas ciudades a visitar, a menos que mi pareja fuese más viva que yo. Como sea, parece que hoy en día ya no hacen "The Amazing Race Latinoamérica", y si lo hicieran, la producción estaría lejos de alcanzar la magnitud de aquella primera edición (la última se hizo sólo en Ecuador y la primera pasó por Brasil, Argentina, Chile, Perú, Colombia, Panamá, Costa Rica, República Dominicana y México, para que vean). Mejor me apresuro en descargar esos episodios, que para mí son un tesoro muy preciado.
Brillante Mendoza, de quien ya comentamos su desasosegante y contundente "Kinatay", dirige "Serbis", película que narra el caótico y ajetreado día de una familia filipina que regenta un monumental cine porno (nada más vean ese edificio: sensacional) que es como el basurero de la sociedad, día que oscila entre las rencillas familiares (la demanda de la madre del clan al padre, la novia embarazada de uno de los jóvenes, la sugerida aventura extramatrimonial de la hija de la matriarca, etc.) y las dificultades propias que causa un cine porno habitado no sólo por los típicos calientes que buscan relajarse un poco viendo porno filipino (que por los fragmentos mostrados, no se ve muy apetecible... yo me quedo con mi querida Hitomi Tanaka, ella nunca me falla) sino que también por prostitutas y prostitutos de todas las edades, jóvenes sin oficio ni beneficio, transexuales, homosexuales, entre otros: todo un compendio de desposeídos. A lo largo de este día, la cámara al hombro de Brillante Mendoza se mueve con agilidad y naturalidad por los recovecos de esta decadente pero luchadora edificación (metáfora de Filipinas, me consta) capturando las desavenencias de un puñado de personajes al borde de la marginalidad (si es que no están ya sumergidos de lleno en ella), captando esa luz interior de cada uno en contraste con la podredumbre de las paredes, del techo, del piso... En palabras fáciles, "Serbis" está rodada en un estilo expresivamente realista (o de forma documental estilo cinema verité), sin artificios ni aspavientos, sólo esa realidad que Mendoza sabe retratar tan bien, no por la estilización de la imagen sino que por la directa transparencia con que encuentra y expone la complejidad y la autenticidad que subyace a ésta: las historias y sus matices. Y a propósito, sencillo pero brillante tratamiento y construcción de personajes, y por supuesto, excelente la labor del reparto, y he acá los dos pilares fundamentales de "Serbis" y, si se me permite, también del cine de Brillante Mendoza: paisaje/escenario y personajes, elementos esenciales cuyos cuidados retratos y tratamientos potencian y construyen estos agridulces microcosmos que, me imagino, tan bien reflejan a esa sociedad filipina que Mendoza parece decidido a inmortalizar, con sus altos y bajos, en el crudo y desnudo fotograma.
Lo mejor del cine de Mendoza es ese afecto que destilan sus imágenes, ese cariño por la gente y por la ciudad, por los barrios, por un estilo de vida difícil pero honesto y, en la medida de lo posible, digno.
Seguiremos viendo la filmografía de Brillante Mendoza. Acá tengo mi entrada.