Para el tiempo volando, y sin darme cuenta este segundo trimestre de embarazo ya ha llegado a su fin y ya estoy de 27 semanas.
Durante este último trimestre puedo corroborar nuevamente que si el primer trimestre ha sido una pesadilla, la cosa mejora, y mucho en el segundo, permitiéndote al fin disfrutar del embarazo, eso sí, sin dejar a un lado las limitaciones y molestias que todo embarazo normal conlleva.
En mi caso, la “amarga” espera se convirtió en “dulce” espera a partir del cuarto mes, cuando cesaron los vómitos, volví a comer (y a digerir) y a recuperar peso y fuerzas. La única fastidiosa molestia que para mi es insoportable es este dichoso mal sabor que tengo en la boca durante todo el día, haciéndome tener que comer chiclets, palidú y caramelos durante todo el día para darle un poco de sabor agradable a mis papilas gustativas. Pero bueno, sé de sobras, que esta fastidiosa molestia tiene data de caducidad, y será a las pocas horas de parir, tal y como me pasó en el otro embarazo.
Las demás molestias son más llevaderas (de momento). La barriga ha ido creciendo sin parar, y a estas alturas ya empiezan los dolores de espalda. La faja lumbar me alivia el dolor y sólo espero no sufrir de ciática durante este último trimestre.
El calor acentua el cansancio y los madrugones para ir a trabajar no ayudan. Pero es lo que hay, ya sabía a lo que me enfrentaría nuevamente.
En cuanto a pruebas médicas, a parte de los controles habituales ginecológicos (ecografías), durante este segundo trimestre te realizan:
- Ecografia morfológica, donde el ecógrafo comprobará minuciosamente cada uno de los principales órganos del bebé, el saco amniótico y las venas uterinas de la madre (las cuales hacia la semana 24 deben estar “abiertas”, es decir, más gruesas para dejar pasar la sangre necesaria para el bebé).
Aquí teneis a mi retoño durante la ecografía morfológica
- Prueba del azúcar, es decir, test de O’sullivan. Si tienes la mala pata que, como a mi, te sale positiva te mandarán hacer el Test de Tolerancia Oral de la Glucosa. Por suerte, este último test me ha salido correcto y ni dieta ni pinchazos…hip hip hurra!!!!
Otra buena noticia es que la tiroides, que se me había disparado un poco durante el primer trimestre, ha vuelto a la normalidad. Próximo control antes del parto, hacia la semana 36, para asegurarse que está en orden y no afecta al bebé.
En cuanto a la anemia, tan habitual en embarazadas, ahí sigue. Así que supongo que el complemento de hierro me acompañará hasta el final del embarazo.
No, no me preguntéis por el nombre. Todavía estamos debatiéndolo el padre, el hermano de la criatura y la menda lerenda.
Y el hermano…de momento sigue muy contento con su futuro hermanito, aunque ya no está tan eufórico como al principio, supongo que debe ser porque ya lo tiene asimilado y lo vive con más naturalidad (al menos ya no me machaca la panza con tanto beso-taladro jajaja).
Ah, y se ha apoderado de mi cojín de embarazo-lactancia. El Peque duerme siempre con él, se tumba encima y se queda tan agustito. Así que ya predigo el primer conflico entre hermanos: el cojín de lactancia jajaja.