Serge Alain Maguy tiene todos los números para estar en la lista de los peores jugadores de la historia del Atlético de Madrid. El africano, fue uno de tantos fichajes estrambóticos y sospechosos que realizó el siempre controvertido Jesús Gil, de nuevo de moda gracias a la serie de HBO, “El pionero”.
El caso de Maguy, tiene ciertas similitudes con el de Ali Dia, con la salvedad de que el jugador nacido en Costa de Marfil en 1970, era por lo menos futbolista. De una calidad cuestionable para llegar a la Liga, si, pero oficialmente jugador de fútbol. La verdad es como aquella historia, esta roza lo surrealista.
Maguy era campeón de la Copa África 1992
El futbolista marfileño participó con la selección de Costa de Marfil que ganó la Copa de África de 1992. Con un esquema ultradefensivo y un fútbol racano según la crónicas de la época, el cuadro marfileño se proclamo campeón del continente africano sin ningún jugador que en apariencia destacara. En ese equipo estaba Maguy, que era uno más, en apariencia un jugador del montón.
Un buen día, este futbolista llegó a Madrid para jugar en el Atlético de Madrid. Era 1993 y llegaba procedente de un equipo que se llamaba Africa Sports. Con este currículum y ante la incredulidad de todo el mundo, Jesús Gil y Gil cogió la alternativa. En la línea del siempre contundente ex presidente atlético, contestó que se trataba de un diamante en bruto y qué lo había visto en dos vídeos. Cuando le preguntaron por la opinión de los técnicos al respecto, Gil contestó: “me da igual lo que piensen, lo he visto yo y es suficiente, me han dicho que es un diamante en bruto”.
La historia que salió a la luz fue totalmente distinta
La historia verdadera o por lo menos la que salió a la luz, fue muy diferente. Gil, tenía intereses y negocios en Costa de Marfil, de hecho muy poco antes, había sido nombrado Cónsul del país africano en Madrid. Al poco llegó este extraño futbolista procedente de allí, sin que nadie lo conociera y sin que nadie supiera nada de él. Casualidad no parecía.
La cuestión es que Maguy, llegó para engrosar las filas del conjunto colchonero a razón de ochenta millones de pesetas de la época, que eran muchos millones con el merito de haber jugado en la Liga marfileña y haber vestido la camiseta de un equipo equivalente a un Primera Regional español. Su bagaje como era de esperar, fue pobre, casi nulo. Jugó ocho partidos, prácticamente saliendo desde el banquillo donde obviamente se apreciaron sus faltas de cualidades para estar en un torneo de la exigencia de la Liga.
El jugador, como luego contó en una entrevista, fue alojado en una de las urbanizaciones más lujosas de Madrid donde tenía de vecino a todo un icono español, muy de moda en los últimos tiempos, el gran Julio Iglesias con el que no sabemos si se cruzó algún día tirando la basura. Como es obvio Maguy, tuvo que salir del Atlético de Madrid para volver a su país y jugar en clubes tan prestigiosos como uno llamado “El Satélite”. Por cierto y como reconoció posteriormente, de esos ochenta millones que iba a cobrar, no cobró ni uno. Cosas de don Jesús.