Revista Baloncesto
Sergio Llull, un MVP de Copa de apellido impronunciable para su speaker
Publicado el 19 febrero 2012 por Toni_delgado @ToniDelgadoGSergio Llull (Maó, 1987) era un tipo feliz con su red colgada del cuello cuando entró en la sala de prensa del Palau Sant Jordi. Sonrió como un niño mientras le colocaba la Copa del Rey al lado a su entrenador, que no miró ni de reojo hacia su primer título como técnico del Madrid después de hacerse cargo del equipo. Laso siguió pensado en su discurso y sonrió cuando el autor de Cronómetro de Récords le hizo la tercera pregunta. ¿Qué adjetivo le pondría a Llull? El jugador puso cara de susto y el técnico, sonriente, respondió: “A Llull le pondría la estadística, pero eso no es lo más importante. Lo dejaría en Llull dominó el partido”. Muy llano: había sido escogido como MVP con unos números muy notables en los tres partidos: 16 puntos, dos rebotes, cinco asistencias y 18’7 de valoración. El base del Madrid conectó a su equipo con el ritmo que más le convenía: alto, revolucionado. Pocos jugadores hay como el ex del Manresa, llegado al conjunto blanco en las eliminatorias por el título de Liga ACB en el curso 2006-2007 y, por tanto, participó en el que hasta ahora era el último título del Madrid con Joan Plaza como entrenador y en el Palau Blaugrana. De carácter y carismáticoLlull es un jugador de carácter y carismático al que la afición madridista adora. También su speaker, por más que no acierte en pronunciar bien su apellido. Llull se ha dado a respetar y a querer remontada tras remontada, pues pocos como él están tan preparados física y mentalmente en situaciones extremas. Hace cursos que es el jugador de referencia del equipo, sobre todo tras la marcha de Bullock, aunque este curso no estaba siendo el suyo. Ni mucho menos. Pero ha recuperado la alegría y su mejor juego en esta Copa del Rey: “Me he encontrado muy bien en la cancha, quizá el partido más bueno que haya jugado ha sido ése, por la importancia”. Campeón dos veces del Eurobásket con la selección, Llull lo ha pasado mal en estos años en el Madrid. Preguntado por este periodista sobre qué instantes complicados recordaba en este momento tan dulce fue directo: “He vivido unos cuantos. La Final Four [de la Euroliga], las dos últimas finales de Copa del Rey…” “Pero vamos a pensar en lo bueno, ¿no?”, cerró el jugador, que nada más acabar la final tuvo el gesto de dar la mano, uno por uno, a todos los jugadores azulgrana. Un detalle de campeón de un coleccionista de zapatillas. Tiene muchísimas y de todos los colores habido y por haber.
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