Serie compuesta por los libros Ella, Ayesha: el retorno de Ella, Ella y Allan y Ella, Hija de la sabiduría.
Ayesha: the return of SheAyesha es una mujer inmortal de unos dos mil años de edad, sacerdotisa de Isis, en continua búsqueda de la sabiduría y del amor del griego Kalìkrates, quien ama a la princesa Amenartas. A lo largo de los siglos, los tres se encuentran y reencuentran en varias encarnaciones en una historia épica llena de fantasía.
He leído todos los libros de la serie menos "Ella y Allan", así que el comentario se refiere a los otros tres.
Lo que más me ha llamado la atención es lo diferentes que son los libros entre sí, pese a contar la misma historia de una forma casi circular y recurrente.
Ella, el más famoso de toda la serie, que incluso ha tenido varias traslaciones en series, cine (desde la temprana fecha de 1925), versiones en audio (Las películas más famosas son las de 1935, ambientada curiosamente en el Ártico, y la realizada por la Hammer en 1965, protagonizada por Peter Cushing, Christopher Lee, John Richardson y Ursula Andress), pertenece al género de novela gótica victoriana, representante del género del "mundo perdido", y está ambientada en África, en la época contemporánea del autor.
Esta novela, que narra el encuentro entre Ayesha y Leo Vincey, al que ella tiene por Kalíkrates (el griego que amaba en la época de los faraones) tuvo una gran repercusión e influencia en la cultura popular y en otros autores, como Pierre Benoit, autor de "La Atlántida", novela también reseñada en este blog y que es un plagio disimulado de "Ella", solo que mucho peor en todos los sentidos. Donde Antinea, personaje principal de Benoit, era una niñata caprichosa, Ayesha es una mujer de trazas semi divinas, con ideas propias, altamente espiritual, guerrera, hechicera, inmortal, capaz de eclipsar al resto de los personajes, exceptuando quizás a Holly, narrador de dos de las novelas. Un personaje más grande que la vida y con motivaciones y aspiraciones. En realidad, en la primera novela, solo se tiene un atisbo de toda esta potencialidad, que es desarrollada en "El retorno de Ella" y, sobre todo, en "Hija de la sabiduría".
La segunda novela está mejor construida literariamente que la primera, resultando la más entretenida y "épica" de las tres, con batallas que recuerdan a "El señor de los anillos" y un tono grandioso y grandilocuente, con una curiosa ambientación en las montañas del centro de Asia. Esta novela es la que termina la historia en realidad, pues se nos cuenta el destino de Ayesha y Leo Vincey (Kalíkrates reencarnado). Como la primera, está narrada por Holly, tutor de Leo, quien sigue la historia donde terminó la anterior.
La tercera novela (Hija de la sabiduría) podría considerarse una autobiografía de Ayesha, que escribe a petición de Holly durante su estancia en Asia. En ella nos narra su vida desde que nació en el seno de una comunidad árabe hasta que entró en el fuego sagrado y se convirtió en inmortal. Diría que es la parte más densa de todas, por la temática, la profundidad espiritual y de las reflexiones sobre el mundo, la naturaleza, los dioses, el sentido de la vida en cierto modo... Toda la serie está plagada de esoterismo y ocultismo encubierto, siendo Ayesha un personaje bastante simbólico, que incluso fue mencionado por Jung en alguna de sus obras como encarnación del "ánima".
Ayesha es a veces considerada como una diosa, Isis en la tierra, y aparece velada para evitar que los hombres se vuelvan locos con su belleza (cosa que sucede casi con todos los que la ven menos con Kalíkrates, que es justo el que la rechaza, ya que ama a otra). En la serie entera hay una contraposición violenta entre el amor espiritual e idealizado, casi divino, que defiende Ayesha y el amor carnal, terrenal y prosaico de Kalíkrates y Amenartas (que es considerado por Ayesha como inferior al suyo). El propio Kalíkrates siente ese amor digamos puro y espiritual hacia la "que debe ser obedecida".
Hija de la sabiduría nos muestra una ambientación de novela histórica cuyos eventos principales tienen lugar en Sidonia (hogar de los fenicios), Egipto y la mítica ciudad de la civilización perdida de Kôr, que recuerda un poco en su descripción al mito de la Atlántida.
Aunque se trata de novelas de aventuras, están a años luz de lo que hoy en día se considera "aventura". Están mejor escritas, son más profundas y tienen más interés y trasfondo que cualquier bestseller actual. Naturalmente hay cosas que hoy en día nos chocan o sorprenden, como la importancia que se da a la belleza (o fealdad) de los personajes. Casi choca más lo segundo, cómo Holly es descrito como persona feísima, casi repugnante, una y otra vez, mientras Leo y Ayesha son de una belleza casi sobrecogedora (hasta el punto que la segunda se ve obligada a usar velo para evitarse problemas). A veces resulta difícil de creer el amor de un ser semi sobrenatural como Ayesha por alguien tan vulgar como Kalíkrates/Leo, el cual, sobre todo en la primera novela, parece no tener mucha sangre en las venas. De hecho, es mucho más interesante el "feo" Holly, quien, curiosamente, es, según la protagonista, reencarnación de su maestro Noot, que rehusó entrar en el fuego de la inmortalidad.
Hay partes de la serie que son más pesadas y que parecen dar vueltas sobre lo mismo, pero lo cierto es que es toda una experiencia leer esta aventura épica que trasciende el tiempo y el espacio. Me hace recordar los tiempos en los que leer te hacía encontrarte con el sentido de la maravilla. Lo malo es que algunos de estos títulos es difícil encontrarlos en ediciones decentes y actuales.
En resumen, una serie de novelas de aventuras victorianas, de estilo fantástico, en las que las enseñanzas esotéricas tienen más peso del que parece y que a veces abruma por el brillo semidivino de su personaje central, la sacerdotisa Ayesha, más cercana a los dioses que a los hombres en su descripción.
Henry Rider Haggard, el autor de estas obras maestras