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Serie Negra (VI): Mensaje Encontrado en una Agenda.
Publicado el 07 noviembre 2009 por Papá PingüinoCuando Sócrates Zacarías abrió la puerta del despacho, se sintió desfallecer. Sabía que Belarmino Arnau nunca fallaba a una cita; era la persona más escrupulosamente puntual que había conocido en su vida, con lo que su ausencia solo podía significar una cosa: problemas.
Lo primero que hizo fue llamar a su móvil, pero no daba señal. Lo intentó luego con su número de casa, pero a la cuarta vez descartó el improbable caso de que se hubiese dormido. Algo le había pasado a Arnau, y previsiblemente malo. No había dudas.
Recorrió con la mirada lo que ante sus ojos se revelaba ahora como un despacho muerto y triste. Si le había pasado algo a su mentor, debería empezar por estudiar cada detalle, por nimio que fuese. Registró a fondo todos los muebles y cajones, pero no encontró nada relevante, o al menos nada que le llamase la atención. Sin embargo, cuando intentó abrir el cajón del escritorio, comprobó que estaba cerrado con llave. Lo fácil entonces hubiese sido reventar la cerradura usando la fuerza, pero el cajón estaba cerrado mediante un candado electrónico que requería una contraseña. Genial, se dijo Zacarías, cualquiera se mete en la complicada cabeza de un detective chiflado… Primero optó fustradamente por hacer diferentes combinaciones con el DNI de Arnau. A continuación, probó suerte pasando a números las letras de su nombre y apellidos según su posición en el alfabeto, pero tampoco tuvo éxito. Siguió largo rato con todo tipo de opciones, pero las posibilidades de dar con la clave correcta eran tan remotas que acabó por abandonar la empresa desanimado. Ya se le ocurriría alguna manera de reventar aquél candado endemoniado.
Cuando levantó la vista y miró junto al teléfono, recobró el ánimo de golpe al descubrir la agenda de mano del detective. Leyó atentamente buscando alguna información que le arrojase un poco de luz, pero no estaba preparado para lo que encontró escrito en la página correspondiente al día anterior: Límite para pagar 24 horas, sino caput. Un escalofrío le recorrió la espalda.
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