El genero de la fantasía heroica es casi intrínseco a los juegos infantiles. Princesas, dragones, caballeros, castillos…lo llevamos en la sangre. ¿Quién no ha simulado duelos con palos a modo de espadas?. Esa es una de las razones por las que es difícil no caer en las garras de series o filma del género.
Cuando HBO se hizo con los derechos de la saga Juego de Tronos, un escalofrío recorrió la espalda de los seguidores de George R. R. Martin. Estaba claro que HBO era la mejor opción y que su adaptación no caería en la trampa de hacer un producto para toda la familia, sino que seria riguroso y todo lo fiel que puede ser adaptar una novela a la pequeña pantalla, pero podía pasar que se convirtiera en una caricatura del libro. Solo con ver !os primeros minutos de la serie, uno se olvida de temores y miedos y comienza a disfrutar de las impresionantes vistas del Muro.
Esta primera temporada, cuyo título Juego de Tronos coincide con la primera novela de la saga titulada Canción de Fuego y Hielo, ha tenido únicamente diez entregad. ¡Pero que diez capítulos!. Con un trabajo de sobresaliente, los guionistas han captado la esencia de la novela. Hemos disfrutado de La guardia de invierno, de la casa Stark, Lannister o los Targaryen.
Supongo que seréis mayoría los que han leído o visto El Señor de los Anillos. Quienes se quedaran con ganas de mas, Juego de Tronos es la continuación a aquel mundo de magia que dejó paso a la Edad de los hombres y en la que las criaturas mitológicas desaparecían de la tierra.
Llama la atención la aceleración de la acción una vez traspasado el ecuador. Si el segundo y tercer capitulo te sumían en la duda del aburrimiento, es a partir de ese instante cuando toma forma la trama y, sobre todo, se abren diferentes subtramas y argumentos en principio secundarios, pero que uno tiene la sensación de estar ante algo grande.
Uno de los grandes aciertos es el reparto. Sin Sean Bean, como Ned Stark o Emilia Clarke como Daenerys Targaryen nada seria igual. Lo mismo podemos decir de Peter Dinklage como Tyrion Lannister en un papel digno de un Emmy. Gracias a ellos, odio a la casa Lannister, me pensaría dos veces ser La Mano del Rey o pondría mi brazo al servicio del Muro.
El final, sublime, nos lleva a suplicar un adelanto de la segunda temporada. Que el invierno no sea muy duro sin Juego de Tronos.
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