Sermones laicos (i)

dic
11
2014 Coaching personal // Espiritualidad

SERMONES LAICOS (I)

Escrito por Miguel Benavent de B.   Sin comentarios

En España estamos en una sociedad pretendidamente laica, después de muchos años de un catolicismo impuesto y, lo que es peor, cómplice del poder, entonces autocrático y despótico, como lo es cualquier dictadura. Con la llegada de la democracia, año a año la aconfesionalidad ha ido ganando adeptos, así como un cierto ateísmo social, más como reacción en contra de la iglesia, que por convicción o creencia. Y, aunque aquí y ahora no toca hablar de ello, la mayoría de la gente confunde religión con espiritualidad, que es algo inherente al ser humano que trasciende. La espiritualidad es algo que se halla reencontrándose con uno mismo, con la Naturaleza y en la misma esencia de la vida.

Pero, a lo que iba. Hay gestos y actitudes que se han fijado en nuestras costumbres y hábitos sociales. Hoy mucha gente ha cambiado los sermones dominicales en la misa por los sermones de los presuntos iluminados que hablan de la vida y de la necesidad de recuperar nuestro verdadero poder en ella. Le llaman empoderamiento y, en muchas ocasiones, no es más que un edonismo camuflado de bellas palabras para ensalzar la autoestima. Así, conferenciantes, escritores, gurús del “poder interno” no escatiman palabras y más palabras para demostrar que las cosas han cambiado, invitándonos a creer que dios ha muerto, aunque lo sustituyan por conceptos como el Cosmos, la Luz o la Conciencia… porque parece que hoy para muchos la palabra Dios está prohibida!

Ayer acudí a la presentación de un libro de autoayuda en una librería, en la que pude apreciar una entrega desmedida hacia el ponente, un presunto maestro de la vida. Habló del poder interno, de nuestra necesidad de reencontrarnos y de meditar, como único camino para ese encuentro con la divinidad que todos llevamos dentro, como no podía ser de otra manera, viniendo de alguien que tiene un centro de meditación en Barcelona. La gente asistente asentía con su cabeza ciertas frases del discurso y marcaba así su total conformidad con sus palabras. Eran personas que años atrás iban cada domingo a misa, pero que han cambiado el clero por un presunto maestro de la vida. Era, ante todo, un encuentro social y de egos, aunque con pinceladas de espiritualismo, camuflado. Para muchos de los asistentes, de clase acomodada, guapa y complaciente, era un lapso de tiempo para pensar en ellos mismos y olvidar los lujos de su vida cotidiana. Seguramente, no hay bien que por mal no venga, menos es nada.

Seguirá…