SUELO ESTAR DE acuerdo con muchas de las cosas que dice el portavoz de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Madrid, Ángel Pérez, aunque en este caso no puedo estarlo con sus manifestaciones en contra de los servicios mínimos en huelgas como, por ejemplo, la del Metro. Me hago igualmente cargo de que, con demasiada frecuencia, las Administraciones abusan y convierten los "mínimos" en "máximos", desnaturalizando así los recursos de presión de los trabajadores en conflicto. Y esto es tan cierto como el hecho de que en numerosas ocasiones los tribunales acaban dando la razón a los sindicatos, si bien ocurre varios meses después y cuando ya nada se puede hacer por restablecer ese derecho. Considero, igualmente, que las leyes relativas a la negociación y el convenio colectivo son "sagradas" y que cualquier maniobra para cargarse de un plumazo ese esfuerzo, fruto de años de lucha, supone atentar contra un derecho básico.
Dicho todo esto, también considero que los usuarios, cuyo comportamiento ayer, además de estoico fue ejemplar, no tienen porqué convertirse en rehenes de determinados conflictos. Entiendo perfectamente a Ángel Pérez, ex conductor de Metro, cuando dice que "cuando se hace una huelga de transporte es para que no funcione el transporte" y que "no tiene sentido convocar una huelga para que funcione" porque eso "es un contrasentido". Si hay que modificar la filosofía de los decretos de mínimos que se haga y pronto. Si hay que penalizar enérgicamente a las Administraciones que abusan de ellos por "reírse de los trabajadores", adelante pues, pero los sufridos y anónimos usuarios también están en su derecho de acudir al trabajo, al médico o a donde les plazca, con más o menos puntualidad, sin que nadie se lo impida. Hay otras formas de presionar sin necesidad patear el culo de los de siempre. A una ilegalidad no se puede contestar con otra ilegalidad. Y Ángel Pérez debería saberlo.