Mi anterior entrada ha tenido una buena recepción, así que me he animado a continuar con la visita turística por Séul. Os cuento ahora algunas cosas que podemos hacer para pasar el día entretenidos.
Qué hacer
Después de haber recorrido los grandes palacios de la Dinastía Joseon, si aún os quedan ganas de seguir aprendiendo sobre la historia de Corea os propongo ir a un museo. Si recordáis, en el último post nos habíamos quedado a las puertas de explicar el conflicto que separó a las dos Coreas. El Memorial de la Guerra es una visita más que recomendada para aprender sobre la Guerra de Corea y entender la situación que se vive, aún hoy en día, entre las dos Coreas.
Ojo que dicen que no se trata de un museo cualquiera, sino de la exposición más grande del mundo dedicada a la temática bélica. En este centro conmemorativo se pueden ver hasta ocho exhibiciones sobre las diferentes guerras en las que ha participado Corea, pero si no sois muy aficionados a lo bélico ver únicamente la que trata sobre la Guerra de Corea será más que suficiente.
Como todos sabéis, la Guerra de Corea es un conflicto político que todavía no se ha resuelto. En su origen fue una guerra entre Corea del Sur, apoyada por la ONU, y Corea del Norte, apoyada por la República Popular China, con ayuda de la Unión Soviética. Los dos bandos surgieron como resultado de la división de Corea tras un acuerdo alcanzado entre los aliados que vencieron al final de la Segunda Guerra Mundial. La península de Corea, que había permanecido ocupada por Japón desde 1910 hasta que el país anunció su rendición, fue dividida por el Paralelo 38º, el norte quedó ocupado por tropas soviéticas y el sur por tropas estadounidenses. En el norte se estableció la "República Popular de Corea", un régimen comunista dirigido por Kim Il Sung; mientas que en la mitad sur se creó la "República de Corea", un régimen autoritario dirigido por Syngman Rhee, un líder anticomunista.
El 25 de junio de 1950 las tropas de Kim Il Sung atravesaron el paralelo 38º y avanzaron hacia el sur ocupando casi toda la península coreana y forzando el repliegue de las tropas surcoreanos en torno a Pusan. Estados Unidos tomó parte en el conflicto al frente de un ejército que respondió a la agresión norcoreana y China a su vez envió a sus tropas con apoyo militar soviético para contener el contraataque. La cosa quedó en un empate militar y finalmente los dos bandos decidieron firmar un armisticio, manteniendo la península dividida en dos sistemas. El alto el fuego estableció una nueva línea de demarcación en torno al paralelo 38º, denominada Zona Desmilitarizada (DMZ), que aún hoy en día es defendida por ejércitos a cada lado. No se firmó ningún tratado de paz así que técnicamente los dos bandos siguen en guerra.
El museo tiene como propósito educar a las generaciones futuras sobre las causas que llevaron a los hermanos coreanos a separarse y terminar luchando entre ellos. Y lo hace recopilando, conservando y exhibiendo reliquias, artefactos y diversos documentos históricos relacionados con la guerra. Todo ello contado desde la perspectiva de Corea del Sur, eso sí.
El museo no es ni mucho menos tan explícito como el Museo de la Paz de Hiroshima, en Japón, pero si después de la visita os habéis quedado con mal cuerpo nada mejor que acercaros a un templo budista para poner en orden nuestro y apaciguar vuestro espíritu.
Jogyesa es el templo más importante del budismo Zen en Corea. Fue establecido por primera vez en 1395, en los comienzos de la Dinastía Joseon, pero más tarde fue destruido y el templo moderno fue fundado de nuevo en 1910.
El altar del templo Jogyesa es el lugar más sagrado del budismo en Corea. Se cuenta que aquí se encuentran enterradas las cenizas de Buda, que fueron traídas desde Sri Lanka en el año 1914.
No lejos del templo se encuentra Cheonggyecheon, un moderno espacio de recreo público por el que transcurre un arroyo que desemboca en el río Han. En su tiempo fue uno de los proyectos de renovación urbana más costosos y criticados del centro de Seúl, pero con el tiempo ha terminando siendo una zona muy popular entre los locales. También entre los turistas, ya que desde aquí se puede acceder a la avenida Sejongno donde están muchos de los monumentos.
Otra de las zonas turísticas de Seúl es Itaewon, en el distrito de Yongsan-gu. Casi desde cualquier punto se divisa la N Seoul Tower en lo alto de la montaña Namsan. Esta moderna torre de comunicaciones es todo un símbolo de Seúl.
Para acceder a ella los visitantes pueden tomar el Teleférico de Namsan hasta la cima del monte y, a partir de ahí caminar a pie hasta la torre.
La torre fue abierta al público en 1980. Tiene una altura de 236 m y cuenta con cuatro plataformas de observación a las que se puede subir previo pago de la entrada. La cuarta plataforma de observación es un restaurante giratorio que da una vuelta completa cada 48 minutos.
Una vez arriba, toda la ciudad está a nuestros pies.
Cuando se trata de subir a un punto de observación, yo tengo por costumbre ir siempre justo antes del atardecer, para así poder ver la transformación que se vive al pasar del día a la noche.
Definitivamente, a pesar de que haya que pagar una entrada por subir la N Seoul Tower es un punto turístico obligatorio. Además, puede servir para orientarse bien en esta megaurbe de diez millones de habitantes.
El barrio de Itaewon es también conocido como uno de los centros comerciales de Asia por excelencia. Es el paraíso de las compras para las japonesas. No os digo más que suelen viajar de vez en cuando al país vecino con la maleta vacía para llenarla de ropa, complementos y sobre todo maquillaje. Así pues, no resulta extraño caminar por las calles de este barrio y encontrar vendedores gritando en japonés para atraer a la clientela femenina.
Aquellos que anden buscando un mercado más tradicional y pintoresco deberían pasarse en cambio por el Mercado de Namdaemun.
Namdaemun significa "gran puerta del sur", el mercado debe su nombre a que está situado cerca de la antigua puerta monumental al sur de la ciudad, que en 2008 apareció en las noticias porque un pirómano la había prendido fuego.
En el mercado de Namdaemun venden de todo: ropa, comida, hierbas, especias, recuerdos, utensilios para la casa, flores y un largo etcétera. Se compone de varias calles con tiendas y puestos al aire libre. Es muy curioso, uno puede encontrar aquí prácticamente cualquier cosa, especialmente artículos peculiares que sólo hay en Corea, como raíces de ginseng.
Como podéis ver, hay bastante cosas que hacer en la capital de Corea del Sur. Si estáis planeando una visita de dos o tres días no os va a dar tiempo a aburriros. Y sino, siempre podéis ir a la caza de alguna delicia gastronómica exótica, que en Corea hay muchas. Pero el apartado gastronómico lo dejo mejor para el siguiente capítulo.