Revista Religión
I
La cara de mi Pastora
fue tallada con esmero,
y se rompieron los moldes
en tus perfiles de ensueño.
Y desde aquel mismo instante
la misma luz en tu cara,
siempre aquel mismo semblante,
que el mismo Dios imaginara
para en la Tierra posarte. Tú serás siempre la misma,
tesoro del pastoreño,
siempre tan reina y sencilla,
la dueña de nuestros sueños,
siempre Pastora Divina.
IINo hay rosa más perfumada
ni lirio blanco del valle,
ni hay nardo tan pastoreño
que a tu hermosura compare.
Y desde aquel mismo instante
no cambiaría tu figura,
ni tus ojitos brillantes,
ni el grana de tus mejillas,
ni la gracia de tu talle.
Tú serás siempre la misma,
tesoro del pastoreño,
siempre tan reina y sencilla,
la dueña de nuestros sueños,
siempre Pastora Divina.
III La noche se vuelve día
cuando sales a la calle,
el pueblo espera impaciente,
nunca a tu cita faltaste.
Y desde aquel mismo instante
cada 8 de Septiembre,
por Cantillana tú sales,
ni penurias ni la guerra,
contigo no puede nadie.
Tú serás siempre la misma,
tesoro del pastoreño,
siempre tan reina y sencilla,
la dueña de nuestros sueños,
siempre Pastora Divina.
IV
Doce estrellas te coronan
como Reina de tu pueblo,
y tu sombrero cobija
la tez de un rostro perfecto.
Y desde aquel mismo instante
no cambiaría tu finura
nunca, tú nunca cambiaste
de Cantillana, Pastora,
siempre serás dueña y Madre.
Tú serás siempre la misma,
tesoro del pastoreño,
siempre tan reina y sencilla,
la dueña de nuestros sueños,
siempre Pastora Divina.
letra: Carmen Hurtado Berrocal/ música: Antonio Portillo Daza