Revista Religión
I
Septiembre se consagró,
como el mes del pastoreño.
Y en cuanto se mueve un corcho
de nubes se cubre el cielo,
y de brisa pastoreña,
se inunda todo mi pueblo.
Y el Pastoreño se olvida
de problemas y pesares,
de esos que te da vida,
y solo piensa en su Madre
que es la Pastora Divina.
II Martin Rey se consagró,
la calle más Pastoreña.
En cuanto fueron las doce,
solo lucieron estrellas,
y el Padre Álvaro sintió
tan cerquita su presencia.
Y volaron las palomas,
del cielo cayeron flores,
a una cúpula de ensueño,
y sus manos pastoreñas
le quitaron el sombrero.
III
La Iglesia se consagró,
Pastoreña por la Gracia.
Cuando presides el Risco,
como Reina soberana,
repartiendo bendiciones
Pastora de Cantillana.
Y allí quitas el “sentio”
al pueblo cantillanero
que te pide Madre mía,
que nunca lo dejes solo
por las sendas de la vida.
IV Mi pueblo se consagró,
como pueblo pastoreño.
Cantillana descubrió
que despertaba de un sueño
cuando contempló tu cara,
con sombrero y sin sombrero.
Y se quedó tan prendada
de tan inmensa hermosura,
de tu carita tan fina,
que ya no puede vivir,
sin su Pastora Divina.
Antonio Portillo Daza.