Revista Religión
INo se puede ser más pastoreña.
Si en tu madre lo has “mamao”,
y a la Pastora as “llevao”,
en tu vida por bandera,
no se puede ser más pastoreña.
Si de tu Padre aprendiste,
y en tus enseñanzas vistes,
una Fe pura y sincera,
no se puede ser más pastoreña.
Si lloras cuando la miras,
y se te quiebra la voz,
si está su nombre en tu boca,
no se puede querer más
a la Divina Pastora.
IINo se puede ser más pastoreña.
Si sientes como un pellizco,
cuando las flores del Risco
entre los corchos florezcan,
no se puede ser más pastoreña.
Si en la Carreta de Plata,
tu cuerpo solo al mirarla
con un viva se estremezca
no se puede ser más pastoreña.
Si lloras cuando la miras,
y se te quiebra la voz,
si está su nombre en tu boca,
no se puede querer más
a la Divina Pastora.
III
No se puede ser más pastoreña.
Si la vida te castiga,
Y a veces te veas perdida,
notas cerca su presencia.
no se puede ser más pastoreña.
Si tu hermano te engañara,
y al momento perdonaras,
tan solo pensando en Ella,
no se puede ser más pastoreña.
Si lloras cuando la miras,
y se te quiebra la voz,
si está su nombre en tu boca,
no se puede querer más
a la Divina Pastora.
IV
No se puede ser más pastoreña.
Aunque tu barca zozobre,
y el viento en contra sople
no te apartas de su vera,
no se puede ser más pastoreña.
Si para ti es lo primero,
porque es la Reina del Cielo,
nuestra Pastora en la Tierra.
no se puede ser más pastoreña.
Si lloras cuando la miras,
y se te quiebra la voz,
si está su nombre en tu boca,
no se puede querer más
a la Divina Pastora.
Antonio Portillo Daza