Me asomo a los cristales qué negro que está el cielo en abril -aguas mil- tu te acuerdas las primeras sevillanas que escuchaste en las casetas del Prao… Yo le dije que la quiero, la quiero en los baldío yo le dije que la quiero la tonta se lo ha creío… la que yo quiero esa se llama -Carmen- y además huele a romero. ¡qué bonita aquellas que decían!
En la venta de antequera ya no duermen las corrías bajo el perfil abrileño de la luna de Sevilla… con sus celestes cuadrillas ya no bajan los luceros a posarse entre las ramas de los puñales enteros… sólo viven los recuerdos de la víspera de feria cuando el miedo se encerraba en la Venta de Antequera…. ¿y estas otras…? por las calles de Sevilla te busqué y no te encontraba le pregunté a las paredes pero no me contestaban los gitanos te buscaron por triana y por la cava y hasta por la Macarena las guitarras te lloraban.. si Sevilla te ha embrujao igual que a una reina mora en sus torres te ha encerrao a los pies de la giralda yo te canto enamorao… y siguen… ay, sevillano que pasas por vera de la Giralda y nisiquiera te dignas pararte para mirarla… mira como esos turistas por el barrio Santa Cruz le van diciendo a Sevilla lo que no le dices tú… tiene que ser gente extraña la que venga a descubrí las cosas que tiene España al pié del Guadalquivir…
Y es que son Los Romeros voces de toda una vida por Sevillanas de ensueño… por soleare, por seguirilla nadie la quitao er trono ar Trovadó de Sevilla… Paco Palacios, -Pali querido- como suspira el arco de tu Postigo la alameda llorando por el recuerdo busca entre sus columnas tu monumento… Tu no me llores, Alameda bonita tú no me llores desde el cielo te canto todas las noches. .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- Ayer llegué al Real en coche (que más quisiera yo de caballos), en mi Diesel convencional y aparqué frente a la caseta de mis queridos anfitriones en la calle del mito viviente, faraón de Camas, torero predilecto de Sevilla que dejó al Monumento de la Maestranza, huérfano de estética y empaque…-Ofú- qué manera de entrar en la Feria apagada y encontrarse a los areneros sembrándo las aceras de albero fresco. Sentir el apagón de las luces colgadas en las girnaldas, el fragor de los últimos preparativos, la descarga de dones empacados que llegaban a las casetas. Descubrir como se abren las flores de la fantasía, los abanicos que dan aire a la gracia; el cielo raso de encajes que pellizca los faroles de una luz que desde dentro, hará estallar cuatrocientas mil chispas de prestancia. Hay que ver como hacemos las cosas en Sevilla; por encima del bien y del mal, con esencia…dicen que la Feria fué invento de un catalán y un vasco (buena gente), pero aquién se le ocurriría ponerle un cielo de farolillos y una pasarela de portada para que nos concentre a todos bajo nuestros más familiares monumentos. De quien fué la idea de llevarnos la salita de nuestras casas y ponerles lonas colchoneras blanca, verde y rojas…y es que no sabemos vivir sin hacerle un marco a la Esperanza y un clavel al chantillí de una mantilla. Los ojos negros y redondos como la misma luna abrileña, son los que alumbran el real de la belleza, belleza de nuestras mujeres que cuando se visten de fiesta hacen reventar las pupilas del mundo como lunares de asombro. Esto también dicen que son tópicos-típicos, pero quien no ha dicho que el arte llegue a un punto a un tópico y desde allí se convierta en altura de noria que baja y sube sus cangelones para marearnos de tanta gloria. Sé que te gozaré -.mi vieja dama- aunque no quiera pisar tu real albero, déjame de momento contemplarte, como ese iluso enamorado que se conforma con la luz de abril de tu eterna sonrisa.
Antonio Sierra Escobar – @Naturaldese