"El tren que pasa una vez ya nunca volverá"... No sé cuántas veces he podido escuchar y leer esta expresión -en sus múltiples variantes- a la hora de hacernos recordar que la vida es breve, que las ocasiones se dan una vez en la vida, que hay que ser valiente y tirar para adelante... Un mogollón de veces. O más. Pero este pasado viernes 16 de octubre tuvo lugar una de esas maravillosas excepciones y pude quitarme, por fin, esa espinita clavada que llevaba dentro desde mediados de los 90 y que consistía en no haber visto aún en directo a los madrileños Sex Museum.
A mediados de los 90 yo estaba que no cabía de gozo con la tienda de música Tipo de la Calle Mayor. Podía ir dos o tres veces a la semana y regresar a casa con esa bolsita verde y luego morada -o al revés- cargada de buena y diversa mercancía sonora: Saint Germain, Beastie Boys, Los Fresones Rebeldes, The Black Crowes... Y nada de Sex Museum ¡Cachislamar! ¡Y mira que por aquella época sus discos estaban en los estantes y sonaban en Radio a tutiplén!
Pero no hay que preocuparse, porque como yo creo en las segundas oportunidades y en el destino, al final ese tren al que hacíamos mención al principio tuvo a bien regresar para hacer otra parada. En esta ocasión no me cogieron desprevenido y me pillé un ticket -como diría el bueno de Yosi- en la estación de la Sala EgoLive, un sitio en el que al entrar puede estar sonando a todo volumen el "Beck´s Bolero". No digo más. Y encima se trataba de un concierto que celebraba los 30 años de existencia de Sex Museum. ¿Podría ser todo más redondo? Empezar con "I´m Falling Down" es saber que el público va a meterse, yendo en fila india y sin rechistar, en tu bolsillo desde el primer momento y hasta el fin de la noche. Miguel 'Caderitas' Pardo no especuló con el tiempo ni con las canciones y empezó a sudar desde el primer momento en que pisó el escenario. Es de agradecer la entrega y dedicación, el vivir, de músicos que podrían estar ya de vuelta de todo. Es una lección de trabajo.No sé si es que llevaba un mes o así sin ir a un concierto pero todo me sonaba muy pleno, muy potente. Vivo. La prueba es esa unión espuria entre Deep Purple y los Beastie Boys que se cascaron poco después. Escuchar esa bastardilla de "Smoke On The Water" y "(You Gotta) Fight For Your Right (To Party)" con el bajo de Javi Vacas y Roberto Lozano es lo más parecido a ser brutal y despiadadamente coceado por una mula vieja. Lo siento pero no se ha ocurrido otro símil más gráfico. Potentísimos.
Entre medias se nos fueron cayendo temazos como "Black Mummy", "Circles In The Sand" y "Wassa Massa", constantes parabienes a Deep Purple por parte de Marta ‘Lord’ Ruiz, “Flying High”, “Where I Belong”, una musculosa versión del "Have Love, Will Travel" de The Sonics, recuerdos de la infancia y chascarrillos sobre el pedal fuzz de Mark Knopfler, ajustes de cinturón, posturitas fotogénicas que no pude/quise captar ya que estaba dando buena cuenta de mi cerve, llamaradas guitarreras a cargo de Fernando Pardo…Retirada en falso a los camerinos y al parpadeo vuelta al redil. Custodiados desde lo alto por la bola de espejos de la sala, Sex Museum sacaron su vena más calentorra y Disco-Rock con “Danger! High Voltage” de Electric Six para ya finalmente dar la puntilla con “Voodoo House”, un tema propio que revisando la información apareció en el disco ‘Independance’ de 1989… ¡1989 Dios mio! ¿Pero habéis visto cómo suena? ¡A clásico inmortal! ¡Y son de aquí! ¡Y no tienen el nombre en una calle o un monumento! Ni Rosendo... Tiempo y paciencia, señores.Tras el último chimpún revisamos las fotos, los apuntes, recogemos los bártulos, apuramos el último trago y nos ponen "Lookin´ At You" de MC5... ¡Maldito sea el pincha!