Revista Libros
El domingo fui al a ver Brave en compañía de mis hijos. De entrada, admito que la película me pareció divertida e ingeniosa, pero llama la atención (incluso para alguien que apenas se fija en esas cosas) el descarado sexismo de la misma, si bien, como en este caso se ha hecho escarnio del género masculino, ninguno de los habituales paladines de la igualdad ha levantado la voz.Si un extraterrestre acudiese al cine, tras ver la cinta albergaría el absoluto convencimiento de que los humanos dotados con cromosomas XY son unos completos tarados: en el mejor de los casos unos nobles brutos, en otros brutos, sin más apellidos.No es que una película así me moleste demasiado, la realidad es la que es, no la que cualquiera se empeñe en pintar, pero si me enoja la diferencia de raseros.