Fresco de la Casa del centurión
Más de una vez se ha dicho que Pompeya era el burdel del imperio romano, a juzgar por los restos y referencias que se han encontrado de estos lugares y las actividades que allí tenían lugar. Sin embargo, debemos tener en cuenta que pocas ciudades romanas se encuentran tan bien conservadas como Pompeya y, por lo tanto, que haya actualmente menos cantidad de testimonios de este tipo en otros lugares no quiere decir que en un pasado no los hubiese.Los romanos tenían una concepción del sexo muy distinta a la nuestra y prueba de ello es que la prostitución no estaba mal considerada. Era un oficio necesario, según el pensamiento romano, para evitar males mayores y que las mujeres honorables se viesen amenazas, una justificación no muy distinta a la que ofrecerá posteriormente el pensamiento cristiano.
La diferente concepción del sexo no implicaba que los romanos no tuviesen ciertos prejuicios y beneficiarse de los servicios de una prostituta significaba satisfacer unas necesidades que la moral limitaba. Prácticas como el sexo oral o el sexo anal eran consideras sucias y lo último que se esperaba era que una mujer 'de bien' se prestase a hacerlas. Al mismo tiempo, los hombres podían hacer uso de estos servicios sin problema ya que no era ningún delito y no cometían adulterio. Sin embargo, no sucedía lo mismo cuando era una mujer el cliente.
'Febo, el perfumista, estuvo follando aquí muy a gusto'
'Yo aquí, cuando llegué, follé y luego me fui a casa'
'Mirtis, la chupas bien'
Grafitos de un burdel pompeyanoDado que la mayor parte de las que ejercían esta profesión eran mujeres, nos centraremos en ellas. Su extracción social era diversa ya que podían ser libres o esclavas. Las esclavas eran muchas veces obligadas a ejercer la prostitución por sus amos; otras, eran mujeres raptadas o prisioneras de guerra, etc. Las mujeres libres, por su parte, podían dedicarse a este oficio por voluntad propia, obligadas por sus maridos o por cualquier otro familiar del que dependiesen. También había niñas que se compraban o recogían para mantenerlas hasta una edad (normalmente muy temprana) y luego introducirlas en el mundo de la prostitución.
Evidentemente, este tipo de vida no era fácil y normalmente las mujeres que se decidían por la prostitución como forma de ganarse la vida era porque realmente estaban necesitadas o querían obtener algún ingreso extra.
Fresco romano
La prostitución estaba regulada pues todas las cortesanas estaban censadas y, desde el siglo I d. C., debían poseer una licencia para poder trabajar. Pero también había prostitutas clandestinas, sin licencia, que, al contrario que las anteriores, no pagaban el impuesto que les correspondía. Una vez una mujer se hubiese decidido a ejercer esta profesión quedaba marcada socialmente y estaba totalmente desprotegida ante cualquier tipo de abuso. No se podía casar mientras siguiese vendiendo su cuerpo aunque en realidad, dado que formaban parte de los marginados sociales, era difícil que alguien accediese a casarse con alguna.Normalmente las prostitutas eran controladas por proxenetas o, en su defecto, por meretrices retiradas que no tenían otro modo de vivir. Normalmente los proxenetas, lenos, se quedaban con la mayor parte de las ganancias (a veces incluso la totalidad). Si una prostituta tenía la suerte de no estar controlada por un proxeneta, gracias a su trabajo, podía vivir mucho mejor que realizando otros oficios. Algunas, aunque eran una minoría, podían llegar a vivir rodeadas de lujos si se relacionaban con clientes de buena posición.
Pero independientemente de las ganancias que pudiese obtener, lo cierto es que la vida de una cortesana no era fácil. Además de los abusos de los que eran objeto por parte de proxenetas, clientes, recaudadores de impuesto y otros podían contraer enfermedades de transmisión sexual, aunque no tantas como hoy en día ni tan graves. El embarazo era otro de los temores de una prostituta. Los métodos anticonceptivos utilizados eran esponjas impregnadas en sustancias que, en teoría, actuaban como espermicidas o el coitus interrumptus, algo a lo que los hombres normalmente no estaban dispuestos a acceder. Debido a esto, el aborto, con el riesgo que este conlleva, o el infanticidio estaban muy presentes en la vida de una prostituta.
Los lugares donde solían trabajar era en los baños públicos, las tabernas o casas de comidas y, mayoritariamente, los propios burdeles. Estos no eran más que pequeños habitáculos en muy malas condiciones con una esterilla y cerrados con una cortina. Estas salas podían dar directamente a la calle y no había barrios específicos donde se concentrase esta actividad. Al lado de los cubículos se anunciaba la prostituta con sus especialidades y precios. Las meretrices se publicitaban en la calle con ropas muy sugerentes, ya que no podían llevar la vestimenta de una mujer respetable, y, a veces, se situaban bajo las arcadas de los grandes edificios públicos, fornices, dando lugar a nuestra actual palabra 'fornicar'.
Sprintiae
Para algunos especialistas, en cierto momento, se utilizarían como método de pago una especie de fichas que en una cara mostraría una imagen sexual y , por la otra, una cifra. Según estos autores indicaría el tipo de servicio y su precio y serviría para poder comunicarse con una cortesana de forma 'universal', pues no sería necesario hablar la misma lengua. Para otros autores, esta teoría no tendría fundamento alguno y las monedas, sprintia, serían una especie de medallas de colección datadas en el mandato de Tiberio.-Fuentes:
-CALLÁS,C, El placer en la Roma clásica, Edimat, sl, 2012.
-McKEOWN, J,C, Gabinete de curiosidades romanas. Relatos extraños y hechos sorprendentes, Crítica,Barcelona, 2011
-KNAPP,R, Los olvidados de Roma, Ariel, Barcelona, 2011.
*Citas: Corpus Inscriptionum Latinarum. 4.2184, 4.2192, 4.2246.
-Imágenes:
1,http://www.laaventuradelahistoria.es/2012/05/28/el-negocio-de-la-prostitucion-en-roma.html
2,http://curioseandoporahi.blogspot.com.es/2012_09_01_archive.html3,http://curiosidades-historia.blogspot.com.es/2010/12/la-sprintia-una-moneda-romana-para-pago.html