En el anterior post repasábamos los beneficios (reales) que nos puede aportar el sexo, al fin y al cabo una práctica humana tan natural como los árboles o los perros. Y es verdad que puede ser un ejercicio muy bueno: mejora las funciones cardiorespiratorias, se queman calorías, rebaja la tensión… Todo son virtudes, y además recíprocas: pedalear es bueno para las contracciones que suele producir el coito, por citar un caso.
Pero todo esto está contado, y de cara al fin de semana vamos a abordar ambos ejercicios -ciclismo y sexo- en clave de humor. Porque el humor, al fin y al cabo es parte del ciclista y sirve para superar baches. Ahí van diez parecidos razonables entre estos dos ¿deportes?:
1. ¿Es usted de los que suben agarrado al manillar? ¿Utiliza alguna posición que a la larga es incómoda y le crea molestias en la espalda? No me lo diga, a usted, cicloturista, le entran ganas de cambiar de posición de tanto en cuando.
2. Trabaja duro, entrena bien, descansa racionalmente, consigue un pico de forma aceptable. Verás como tus piernas se adaptan a los ritmos más exigentes. Unas buenas piernas siempre ayudan a mejorar y alargar el momento.
3. En el ciclismo, no solo vale tener una bicicleta cualquiera. Es un deporte que exige portar diferentes accesorios, y cuanto mejores sean éstos más lo notaremos. Cosas que pueden aumentar la intensidad: cadenas, velcros, lycra, goma, cuero…
4.¿Te has quedado sin fuerzas? ¿Ya no puedes seguir el ritmo del pelotón? Algo no has hecho bien, quizás competir por encima de tus posibilidades o no entrenar lo suficiente. Una pájara siempre es embarazosa, pero a todos nos puede pasar.
5. Una cosa es ver los puertos sobre el papel y otra subirlos. ¡Cuánto sufrimiento! Para llegar hay que tirar de riñones, pero el esfuerzo valdrá la pena.
6. En ocasiones tu cadena no funciona todo lo bien que desearías. Otras veces son los músculos. ¿Has probado con engrasar la bicicleta, en el caso de la cadena, o de aplicarte algún ungüento sobre el cuerpo? Un poco de lubricación hace que las cosas funcionen suavemente.
7. ¿Te acuerdas de cómo aprendiste a domar la bicicleta? ¿Cuándo? ¿Con cuántos años? La primera vez siempre cuesta, pero una vez hecha ya nunca te olvidas.
8. ¡Ah, el Angliru! ¡El Mortirolo! Qué bonito es ver subir a los ciclistas, un ataque de Alberto Contador, una contrarreloj de Tony Martin… Eso sí, por televisión, no vaya a ser que me canse. Y es que hay más gente que dedica más tiempo a hablar de ello que a practicarlo.
9. Entrenarse solo es productivo, y qué mejor que no quedarse en casa. Pero hay formas de rentabilizar más un entrenamiento, porque estando solos carecemos de referencias. Todo el mundo sabe que es más divertido con alguien más, ¡y mejor aun en grupo!
10. Te acabas de comprar la nueva bicicleta. Antes eras un aficionado de sillón, pegado al televisor. Pero poco a poco verás que subes más rápido, que haces tiradas más largas, que aguantas mejor los puertos, que no desfalleces. Dale caña. Con un poco de práctica uno puede estar horas sin cansarse. Y darle y darle diariamente.