Revista Opinión

Sexualidad, historia y filosofía

Publicado el 25 noviembre 2019 por Carlosgu82

A pesar de pertenecer al siglo XXI, muchos temas desgraciadamente siguen siendo tabúes, son invisibilizados por la sociedad. En el presente escrito sólo mencionaré uno de esos muchos tabúes, la sexualidad.

Biológicamente somos seres sexuales, a diferencia de los animales no humanos lo único que nos priva del disfrute de nuestros instintos a un nivel pleno es nuestra calidad de ser animales humanos. La creación de normas sociales y la necesidad del saber comportarnos o domar nuestros instintos son, quizá, la mayor diferencia que tenemos a diferencia de nuestros hermanos no humanos.

La normatividad social frente al sexo no es un mal en sí mismo, el mal radica en convertir dicha normatividad en algo falaz anclado a instituciones (religiosas, sectarias, etc.), cuando ocurre lo segundo se crea una represión sexual que a menos de que sea remediada se viva con ella para siempre.

Pongamos el ejemplo del cristianismo, esta religión ofrece una normatividad de la vida en general, la sexualidad no escapa de la norma. El cristiano se reprime a nivel sexual hasta un periodo de su vida determinado (el matrimonio), y ni si quiera en este puede vivir de una vida sexual plena dado que la normatividad aún sigue vigente (no tener relaciones sexuales antinaturales, de inmundicia, o bestiales).

Por si usted no lo sabía, estimado lector, el término ‘’homosexualidad’’ fue creado por la institución cristiana con el nacimiento de la misma religión, esto es lo que Foucault denomina el discurso heteronormativo. Todo aquel que se sintiera atraído por el sexo opuesto (también aplica para mujeres) debía confesarse ante el cura para que este, mediante la gracia de Dios pretendiera curar su condición de pecar. A partir del siglo V a.C hasta la edad media este planteamiento se practicaba de manera imperativa.

La historia, según la mirada del cristianismo, empieza con Dios y termina en él, pero no siempre fue así. En la antigua Grecia, antes de que el cristianismo naciera, los griegos vivían de una sexualidad libre y plena, se practicaban las relaciones homosexuales, lesbianas, antinaturales, y todo ello era percibido como normal, de hecho era concebido como sinónimo de una vida virtuosa, aunque esta visión se reduciría paulatinamente con el platonismo, pero nunca hubo un juzgamiento ni normatividad frente la vida sexual plena hasta el advenimiento de la religión. Quizás por esto, Nietzsche decía que el cristianismo es el platonismo para el pueblo.

Gracias a nuestra época, sabemos que la homosexualidad, y sus manifestaciones (comunidad LGBT) son algo enteramente normal, partiendo desde la biología, y desde la misma historia como tal, gracias al ejemplo griego. Muchas veces la historia nos enseña a vivir el presente, o por lo menos, a comprenderlo, pongamos un ejemplo, la eyaculación femenina se descubrió hace 10 años con el discurso de la ciencia, pero en los manuales de medicina en las éticas grecorromanas analizadas por Michel Foucault en su obra, Historia de la sexualidad que nos brindan datos históricos, nos damos cuenta que esta capacidad que poseen las féminas ya había sido descubierta hace muchísimos siglos.

Cuando la sexualidad deje ser un tabú, y se hable de la misma manera en la que hablamos de temas triviales y cotidianos, ese día aprenderemos no de nuestro contexto sociocultural contemporáneo, sino de la historia, a partir de ahí cobrara su visibilidad que perdió a causa de la religión.


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