Los océanos están llenos de paraísos tropicales, algunos famosos y otros desconocidos. Uno de los más populares es el archipiélago de las Seychelles, situado en el océano Índico, al noreste de Madagascar.
El archipiélago consta de 115 islas, aunque sólo 30 de ellas están habitadas. La mayor parte del turismo se concentra en las islas de Mahé, Praslin y La Digue; Mahé es la isla capital del archipiélago y la única donde hay un aeropuerto internacional (a las otras islas hay que llegar en barco o avioneta), por lo que muchos turistas se quedan en ella ya que es la que dispone de más servicios turísticos.
Mahé es de por sí una isla con atractivos muy variados: las playas son lo más conocido, pero también merece la pena explorar el interior de la isla, con una gran variedad de flora y fauna endémicas. Aunque si es esto último lo que más te interesa, te conviene hacer una excursión a las cercanas islas de Praslin (concretamente al Valle de Mai, donde se encuentra un impresionante bosque prehistórico) y Curieuse (tal vez la más hermosa y rica en cuanto a naturaleza).
Las playas de las Seychelles son famosas en todo el mundo por sus aguas cristalinas y su fina arena. La mayoría son de libre acceso y las más apreciadas son las de la isla de Praslin. Las aguas transparentes las hacen también muy populares entre los buceadores, unos de los principales turistas de las islas. La isla de La Digue, por su parte, tiene otro encanto: es la que menos ha cambiado en el último siglo, por lo que conserva intactas sus casas de estilo del siglo XIX.