Desde el puerto de La Digue nos adentramos hacia Le Passe, la población principal de la isla donde se encuentra ubicada la iglesia y un pequeño cementerio, además de las casas pequeñas con arquitectura criolla.
En la isla sólo existen bicicletas y pequeños carromatos, así que es una gozada no ver transitar ni oir coches ni demás vehículos de motor y poder andar tranquilamente.
Además también alberga la Fábrica de la Copra y la Casa de la Plantación, de estilo colonial francés.
Unos pocos metros más adelante, vemos un gran letrero indicador donde explica que las tortugas que vamos a ver tienen entre 30 y 100 años, que comen diariamente una dieta de frutos, tallos y hojas verdes y esto les proporciona una cantidad de fibra necesaria para facilitar su digestión.
No les gusta que les rasquen en el caparazón porque las dañaríamos y podrían enfermar. No se deben acercar las manos demasiado cuando estén comiendo o les des de comer y evitar ir descalzo en el recinto donde se encuentran.
Las tortugas gigantes que podemos ver en La Digue son originarias de la Isla de Aldabra y me parece impresionante cuando te acercas a ellas y las puedes observar tan de cerca, incluso me atrevo a darles alguna de las hojas que hay para que coman.
En realidad es la segunda especie de tortuga gigante más grande del mundo después de las tortugas de las Islas Galápagos.
Suelen medir algunos ejemplares hasta un metro. Las hembras pesan alrededor de los 150 kg y los machos hasta 250 kgs.
A unos pocos kilómetros se encuentra una de las más hermosas playas de Seychelles, Anse Source D’Argent, quizás la más fotografiada y soñada del mundo, así que nos encaminamos hacia la famosa playa para pasar el resto del día.
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