De todas formas, creo que le debo una explicación, y le aclararé que el motivo de la tardanza ha sido una inesperada oportunidad que me surgió de poder visitar los prototipos de unidades de habitación que se utilizarán para le expedición a la cara oculta de la Luna y que ya han sido instalados en suelo selenita. Aunque no dejan de tratarse de refugios aislados y semipermanentes, siempre es un placer poder conocer de primera mano el alcance de los avances tecnológicos en materia de construcción en suelo extraterrestre.
Ya sabe que un viaje a la Luna precisa de mucho preparativo físico: la preadaptación a la depresión de la gravedad, a las pastillas de alimento, la supresión de grasas saturadas, la larga estancia previo embarque en los simuladores lunares; más el viaje de ida, y el de vuelta…en fin…si sumamos a esto el coste temporal que supone el envío de paquetes de datos desde la cara oculta.., bueno…, pues que se me ha complicado un poco mantener la rutina de las publicaciones.
Rollos aparte, aprovechando esta última visita les contaré un poco mi impresión acerca de la evolución de los sistemas constructivos, basándome en las características de los últimos prototipos de viviendas semipermanentes que se están instalando para la expedición por la cara oculta. Pues bien, en materia de tecnología puedo decir que se están llegando a utilizar procedimientos de lo más avanzados. Después del éxito que ha tenido, sobre nuestro suelo terrícola, la impresión de bioarquitecturas habitables, nos encontramos en disposición de exportar este sistema de materialización, preciso y mecánico, a suelo extraterrestre, con lo que se hace más viable el avance de la humanidad por la cara oculta de nuestro satélite.
Proyecto WASAP. Prototipo de biovivienda de tierra+impresora 3D+energía para moverla
Lo que más sorprende es el hecho de que las unidades resultantes muestran un gran respeto hacia la arquitectura vernácula de tierra y molde que se ha utilizado reiteradamente en este tipo de construcción selenita, resultando una reinterpretación de las mismas. Eso sí, las nuevas unidades, si bien no aportan ninguna novedad tipológica, no pretenden ser una burda imitación de aquellas unidades tan primitivas, que exigían largos períodos para su materialización, en la que era precisa la mano de obra humana, con la limitación a la exposición a la radiación cósmica por cabeza que ello suponía; estas nuevas unidades, en cambio, se diferencian por no precisar de mano de obra humana para su materialización, agilizando, así, la antropización del territorio y salvaguardando la supervivencia de los operarios.Ahora bien, aun así, existen magníficos ejemplos de asentamientos semipermanentes desde los albores de los tiempos de ocupación de suelo lunar. La documentación y arqueología lunar indican que se trata de la primera forma de habitar que allí se usó, y parece que sigue existiendo cierta nostalgia en proseguir los estudios y avances que hagan de estas habitaciones espacios más permanentes, de nuevo no por su carácter imperecedero, sino por asegurar la supervivencia humana por largos períodos, al menos antes de que las mutaciones hagan su trabajo, cosa que no esperamos ver.
Módulos LESA (años '70) enterrados en regolito.
En cualquier caso, tras generaciones de ocupación lunar, ya parecen solo los terrícolas los que demandan estas unidades de habitación, con comunicación directa con el exterior, mientras las nuevas generaciones ya han ido abandonando cada vez más los espacios exteriores para habitar sus ciudades excavadas. Así que, a pesar de que estos asentamientos semipermanentes han quedado abandonados casi en su totalidad, siendo el recuerdo de la antropización del suelo lunar y manteniendo su valor arqueológico, los nuevos prototipos imprimibles servirán para avanzar, explorar y proteger a los exploradores en su avance por la cara oculta, hasta que las empresas mineras empiecen a hacer su labor basada, sobretodo, en la especulación, detectando y ampliando nuevas grutas subterráneas para dar cobijo a los selenitas.En conclusión, estas nuevas unidades impresas, ideadas por la firma Norman Foster, elegido para diseñar estos módulos lunares por la agencia espacial europea y patrocinadas por 3D Print, muestran un gran respeto hacia la construcción vernácula, de tiempos del Apolo 13, con el empleo de materiales tradicioneles como son polímero transportado en cantidades de toneladas desde la Tierra, y el resto de regolito, a lo que se sumaría, en este caso, como novedad, el transporte de los brazos impresores.
Asentamintos en la Luna, Norman Foster, 2012
Pero, después de mi visita me quedo con un sabor agridulce de ver, por un lado, a los terrícolas, tratando de "ampliar" las colonias humanas en la Luna, dejando su impronta impresa (nunca mejor dicho) en su superficie, mientras que, por otro lado, y como ya sabemos, los selenitas de tercera generación sobrepoblan las cavernas, protegidos de la radiación cósmica, habiendo abandonado este tipo de unidades de habitación que hoy salpican el suelo lunar . Aun así, los terrícolas seguimos exportando esa actitud paternalista sobre los lunáticos empeñados en vivir enterrados, en sus corredores seminaturales. ¿O qué justificación habría, si no, para investigar y emplear nuevas tecnologías para la construcción de tipologías obsoletas, como son estos asentamientos semipermanentes, excesivamente expuestos a condiciones adversas, se compacte el regolito con manos mecánicas o con manos humanas?