Revista Cultura y Ocio
Hola querido mortal ¿Estás ocupado ahora? Sólo te ocuparé unos pocos minutos. Los suficientes para leer este artículo. ¿Estás igual que yo? ¿Solo en tu cuarto? ¿Solo entre una multitud de gente que no comprende tus inquietudes, dudas e ingenio? Te comprendo, ¿Quién quiere a los poetas hoy en día?
Estamos olvidados, cada vez es más difícil encontrar gente afín, con la que compartas inquietudes, con la que puedas dar puntos de vista y que ellos te apoyen o te ayuden a mejorar. Aunque sea con un poema.
Ahora todo va corriendo, e incluso a contracorriente, nadie se para a mirar como estás, si te falta oxigeno para llegar a la meta, si te falta un apoyo, si pueden te pisotean, ¿Quién quiere a alguien que se dedica a exacerbar el amor como si fuera algo inmortal? El amor se acaba, y las ganas de apoyar también, las fuerzas flaquean, aparecen las trampas, delante de ti, deseosas de que piques para poder coger tu alma a cambio, ese es el ataque de los monos triunfadores, esos que viven de miseria, de melancolía, de la verdad que camuflan para que nadie pueda entenderla ni valerse de ella para mejorar.
¿Quién quiere a los valientes? Esos que se dejan la piel en cada intento, que abandonan la casa, el trabajo, una cama caliente y acuden a buscar a alguien que está en apuros, alguien que cuando todo acaba, esos que no piden nada a cambio, en vez de buscar vanagloria, caminan contra el viento, no les importa su felicidad, sino la tuya. Así son felices, pero… ¿Quien quiere a un soñador?
Porque mientras tú estás pensando menos mal que me han ayudado, esa persona desinteresada, está batallando con sus demonios, pensando como arma arrojadiza, un pensamiento alegre, que un día encontrará a alguien que le ayude, apoye, que le haga sentir bien, sentir vida.
Porque la vida hay que sentirla en cada poro de la piel para entenderla, y de eso los valientes, sabemos un poco, por eso usamos nuestros sueños contra la melancolía.
¿Quién quiere a los utópicos? Esos que con sus poemas, letras y arte en general, intentan cambiar a una sociedad acomodada, curada de espanto, espabilada, que ya no traga las mentiras del arte, que piensa que todo es un negocio, adornado con lucecitas y colores bonitos, para esconder una sociedad en quiebra, llena de quebraderos de cabeza.
No te sentirás solo si comprendes que hay más gente como tú, que está sola, es cuestión de abrir los ojos, con el corazón y mirar a nuestro alrededor, la gente está sola y no lo sabe, cada vez nos interesa menos hablar de nuestras cosas interiores, ha dejado de cuidarse el jardín, cada vez nos incomoda más el resto de la gente, estamos contaminados por los efectos de los monos triunfadores, por interés, vacío, pena, codicia, soberbia. Piensa querido mortal, que todos pertenecemos a un club, que debemos combatir esa tristeza codo con codo, por la PAZ y el AMOR.
Pues la banda del club de corazones solitarios del sargento Pimienta. Es la única que te puede comprender, aunque sea una canción, aunque lleven cuarenta años de antigüedad, aunque se hicieran millonarios, aunque no te importen… La Soledad la saben combatir igual que si fuera ayer.
Y está la matrícula abierta a soñadores, a utópicos, a valientes que lo admiten y gente solitaria. Que un día te ofrecieron el corazón para ser feliz.
COPYRIGHT © JUAN JOSÉ LAJARA CÓRCOLES 2010, R.P.I. nº 08/2010/552