Revista Cultura y Ocio

Sha-Na-Na. “Those Magic Changes”

Publicado el 18 enero 2016 por Raúl Rn

Es difícil precisar cuando nos convertimos en adultos y, lo que es más importante, qué acontecimientos y comportamientos definen este estadio. Seguro que se han escrito toneladas de literatura sobre el asunto, haciendo hincapié en el control emocional, la integración familiar y social, la percepción objetiva de la realidad o la responsabilidad. Existe un parámetro que nos ayuda a saber cuánta juventud hemos perdido: la empatía, el recordar y comprender el comportamiento de los jóvenes como algo que también formó parte de nuestras vidas. Pensar que nuestra infancia y juventud fue mejor que la de ellos, incluso hacérselo saber con tono autosuficiente o recriminatorio, suele ser síntoma de mala memoria y de ruptura con lo que un día fuimos. Por ejemplo, los de mi generación tendemos a criminalizar el botellón sin haber estado en ninguno, probablemente porque, en el fondo, sabemos que nosotros hacíamos algo parecido cuando teníamos su edad. Tal vez no ensuciábamos tanto, aunque tampoco estoy muy seguro que recogiéramos las litronas vacías de los parques y de otros lugares donde nos reuníamos. Para los amnésicos, recuerdo que a finales de los setenta, con quince o dieciséis años, teníamos todo un abanico de posibilidades; además de los parques (en mi caso también la Casa de Campo, muy cercana a mi instituto), hacíamos fiestas en locales vacíos que nos dejaban, en la calle, en la playa e, incluso, en las aulas cuando estaban vacías y sabíamos que contábamos con la complicidad de ciertos profesores. Algunas personas de mi edad dicen que ahora se bebe más; es probable que sea así, aunque realmente no lo sé y, sinceramente, me imagino que todo dependerá del grupo de amigos y de la actitud individual de cada chaval. Tampoco sé, y es algo que me gustaría saber, qué papel desempeña la música en los botellones. En nuestras fiestas era fundamental; la escuchábamos, hablábamos de ella, bailábamos y era la aliada perfecta para poder acercarse a las chicas. En 1978 había un película de moda entre la juventud, "Grease"; su banda sonora era una de las imprescindibles en nuestras reuniones; tenía canciones alegres y con cierto aire rocanrolero, como " Summer Nights", " You're the one that I Want", " Greased Lightnin", " Hound Dog" o " We Go Together"; y, por supuesto, otras más íntimas, como " Blue Moon", " Hopelessly Devoted to You", " Sandy", " It's Raining on Prom Night" o "Those Magic Changes", la canción destacada de hoy ( aquí podéis ver la secuencia de la película en la que aparece esta melodía). Está interpretada, como muchos de los temas de "Grease", por Sha-Na-Na, un grupo norteamericano de doo-wop creado a finales de los años sesenta, que llegó a participar en el Festival de Woodstock -creo que actuaron delante de Jimi Hendrix-. Tal vez a alguno de vosotros "Those Magic Changes" os parezca una horterada cursi. Yo tengo mucho cariño a esta canción; forma parte del cordón umbilical de mis recuerdos, me sigue sirviendo como referencia para no perder la perspectiva, mantener alguna opción de juventud y mitigar cualquier arrebato de intransigencia generacional.


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