En esto de los videojuegos, uno ya no sabe que pensar. El auge de las financiaciones alternativas y de los desarrollos modestos ha hecho que el clásico "toma mi dinero, dame un juego completo y a ver que tal" haya quedado completamente obsoleto. Hay que adaptarse a los nuevos métodos, y comprender un poquito la situación de los desarrolladores, el mundo en el que tienen que pelear, y todos los inconvenientes (económicos, sobre todo) que tienen que superar para que a nosotros nos llegue el juego que ellos querían hacer. En el caso de Shadowrun Returns, ha costado un Kickstarter con retraso, una primera entrega algo cruda, y ahora una expansión que viene a mejorar el ya interesante sabor de la primera entrega.
Antes de nada, aviso a navegantes: Dragonfall es, como he dicho antes, una expansión del primer título, no un juego independiente. Esto quiere decir que, para jugar a esta nueva campaña, es obligatorio tener la anterior. Eso si, algunas de las mejoras que incorpora esta suerte de DLC se aplican de forma retroactiva a la campaña general, por lo que podremos jugarla con muchos menos bugs y pudiendo salvar en cualquier instante, lo que se agradece. Pero lo realmente importante aquí, es la nueva campaña, no las mejoras.
Mientras en la primera campaña conocíamos una Seattle distópica controlada por las corporaciones, empresas gigantescas que se reparten el mundo, en Dragonfall nos situamos en una localización distinta. Berlin, la antigua capital alemana, es ahora un bastión que resiste el constante acoso de los poderosos y que lucha por mantener su propio estilo de vida. En medio de esta olla a presión, con luchas constantes por el poder y una acción ciudadana ejemplar que pelea a diario por sobrevivir, comienzan a escucharse rumores sobre el regreso de Feuerschwinge, un dragón que causó la destrucción de toda la ciudad en 2012 (JE), hace más de cuarenta años.
Poco más os puedo contar sin destrozaros la trama, pero os puedo decir que el desarrollo de la misma es, de largo, la mayor baza que tiene este juego para hacerse un huequecito en nuestros corazones geimers. Es muy difícil hacer que un mundo en el que conviven dragones, trolls, chamanes y magos con hackers y armas futuristas cuaje, pero la calidad de la trama y de sus devenires es tan alta que todo encaja de manera perfecta y desde el primer minuto te ves inmerso en la vertiginosa historia de Monica, tu vieja amiga y primer contacto en Berlin, sus compañeros, y tu propio personaje.
El equipo de Harebrained Schemes ha aprendido mucho de las críticas recibidas por el primer título, y ha puesto más esfuerzo justo donde se necesitaba. Deadman's switch (la campaña original de Shadowrun Returns) era una buena historia, llena de giros argumentales y buenos momentos, pero flojeaba en algo básico para un RPG de este estilo: los personajes. Tus compañeros eran poco más que estereotipos de su clase, y servían sólamente para el combate, con unas cuantas lineas de diálogo más bien accesorias.
En esta segunda entrega, tus compañeros están mucho más definidos, la interacción es mayor y la calidad de sus diálogos es enorme. No solo intervienen en la trama principal de forma notable, si no que cada uno tiene su propia historia, paralela al desarrollo de la campaña, que se va desarrollando según avanzan los acontecimientos. Es muy fácil acabar cogiendo cariño a la mayoría de ellos, ya que su forma de pensar y actuar es creíble y homogénea, aunque mi favorito es Dietrich, un chamán entrado en años que perteneció a una banda famosa de punk cuando era joven.
Si la trama es uno de los dos pilares básicos del juego, el otro sería la capacidad de elección. ¿De qué sirve un guión excelente en un RPG si después no haces honor a estas siglas? Tristemente, estamos acostumbrados a que se denomine juego de rol a cualquier cosa con numeritos, cuando lo que realmente define a este tipo de juegos es la capacidad de decisión del jugador, y su interacción con el entorno. Esto es algo que los creadores de este juego saben perfectamente, ya que cuentan en sus filas con algunos de los creadores del juego de rol de Shadowrun.
La capacidad de elección está presente desde el principio hasta el final del juego, en mayor medida aun que en la primera entrega. Igual que en esta, crearemos un personaje desde cero, pudiendo elegir raza y clase, o, si nos encontramos cómodos en la creación de personajes del mundo de Shadowrun, podemos pasar de la clase y elegir nosotros en detalle las habilidades de nuestro personaje. Esto abre un espectro enorme de posibilidades, y la gran mayoría son válidas, porque Dragonfall te da la posibilidad de jugar como quieras hacerlo. Eso si, ellos mismos te avisan dentro del juego: "A Jack of all trades is a master of none" (una versión inglesa del clásico "El que mucho abarca poco aprieta".
Siempre existen varias opciones para superar un desafío, tanto en las conversaciones con distintos personajes, como en los combates. Siempre podemos optar por una solución rápida y violenta, pero, dependiendo de los conocimientos de nuestro equipo, podremos salir airosos de otras formas, ya sea mediante la diplomacia, la manipulación del entorno, o hackeando la red de redes para destrozar defensas o buscar información que te de una ventaja. Esto le da una nueva dimensión al ya de por si maravilloso combate por turnos, y aleja el problema de monotonía que pueden tener otros títulos con sistemas de combate similares
El diseño de localizaciones y escenarios también ha mejorado enormemente. Los decorados son más variados y coloridos, dejando atrás los repetitivos entornos de Seattle. Berlin está más viva, y eso se nota en cada esquina, en cada calle. Quizá el juego sigue estando lejos de resultar "amplio" y el mapeado no sea muy grande, pero cumple perfectamente con la historia y su encuadre. A veces no hay que crear un mundo gigante, porque luego tienes la responsabilidad de llenarlo de cosas.
Como comenté en mi anterior artículo sobre Shadowrun Returns, se ha dado una gran importancia al soporte para mods y para crear nuevas campañas, y, como era de esperar, todas las mejoras que ha traido Dragonfall se han incluido también en el editor de campañas. Si ya me pasé horas probando las creaciones de otros con la primera entrega, no se lo que va a pasar cuando me de por entrar a ver las novedades que hay disponibles en el Workshop de Steam.
Creo que ha quedado claro: Dragonfall es mucho mejor que su antecesor en todo, llegando al punto de que me parece casi ridículo llamarlo DLC o expansión. Es una campaña mucho más redonda que Dead Man's Switch, y se acerca más a lo que se prometió en el Kickstarter. Esperemos que sigan por ahí y sigan creando campañas de la misma calidad para el juego, ,y que se aprovechen del maravilloso universo de Shadowrun para escribir historias tan buenas como esta. Y si no lo hacen... pues siempre nos quedarán los modders.