El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel ocupa una superficie de 3.030 ha en el municipio de Daimiel, provincia de Ciudad Real. El nombre del parque explica su paisaje. Las Tablas son láminas de aguas libres, remansadas, someras que se secan en verano y que están rodeadas por formaciones de masiega y carrizo que las delimitan.
El Parque alberga un ecosistema muy complejo producto de la mezcla de una llanura de inundación, producida por el desbordamiento de los ríos Gigüela y Guadiana, con una zona de salida de las aguas subterráneas del acuífero, que ha sido modificada por la acción humana durante muchos siglos mediante la construcción de molinos y caminos de agua entre la vegetación.
En Europa los ríos Shannon en Irlanda o Spree en Alemania, son lugares parecidos pero ninguno reúne esas tres condiciones: desbordamiento, descarga subterránea y actividad del hombre, a lo que se añade que se trata de una zona con escasas lluvias que lo convierte en un oasis para la vida.
De ingenios hidráulicos, caza, paludismo y ambiciones
La presencia humana en Las Tablas se remonta a las primeras culturas prehistóricas en la Edad del Bronce. De estas culturas quedan interesantes restos como las llamadas motillas.La Motilla de las Cañas, por ejemplo, es un pequeño montículo de 6 a 10 m de altura y 50 m de diámetro, construido en piedra con una torre central y murallas concéntricas, a cuyo alrededor se encontraba un poblado formado por cabañas aisladas construidas con paredes de barro sobre pequeños zócalos de piedra. El interior de la fortificación fue usado con fines comunitarios (almacenamiento de cereal, hornos, ..), a diferencia de otras motillas dentro de cuyos recintos amurallados se situaban las viviendas.
Con el tiempo sugirieron los ingenios hidráulicos que son los molinos harineros, que aparecen en puntos estratégicos del curso del río. Se cree que los originarios pueden ser romanos, lo cierto es que en el medievo y luego en la edad moderna es cuando se convierten en el edificio emblemático de una cultura básicamente cerealista.
Toda la cultura molinera que se genera en torno a los molinos, fruto del trasiego de gentes a moler, el léxico, las coplillas y dichos, los nombres de las piedras moledoras, y de los mismos molinos, incluso la regulación de la pesca en sus inmediaciones, forman también parte de la propia historia de Las Tablas.
Más tarde, la caza de ánades se implantó como actividad, de ahí que la mayor parte de la historia de Las Tablas de Daimiel haya sido escrita por cazadores.
Sin embargo, en los años 50, estas zonas húmedas pasaron a considerarse áreas improductivas e insanas debido al paludismo y que era preciso desecar. Por eso se puso en marcha un proyecto de desecación sobre las cuencas de los ríos Guadiana, Záncara y Gigüela que más tarde, en los años 70, acaba por poner en regadío una extensa zona.
La pugna entre intereses (productivistas y conservacionistas) dio lugar a que en 1973, se declara el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel. Más tarde, en 1981, el parque se incluye en la Reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda, en 1982 se reconoce como Humedal de Importancia Internacional por el convenio Ramsar y en 1988 se califica como Zona de Especial Protección para las Aves en Europa.
De masiega y rutas migratorias
La flora y la vegetación acuáticas, son las más interesantes y características de este parque. Una parte de las plantas acuáticas que colonizan el marjal mueren cuando Las Tablas quedan secas, pero producen millones de semillas y esporas que quedan retenidas en los sedimentos a la espera de un nuevo periodo de inundación. Cuando este se produce germinan, colonizan de nuevo los suelos subacuáticos, y son fuente de alimento para muchas de las aves palustres que acuden a este oasis manchego.
La masiega, es la planta emblemática del parque porque cubre amplísimas extensiones. En Las Tablas se conserva el mayor masegar de la Península Ibérica, incluso se ha dicho que en sus buenos tiempos era el mayor de Europa. Le siguen en abundancia el carrizo, la enea y el junco de agua
La situación geográfica de Las Tablas, en pleno corazón de la Península Ibérica, hace que por ellas pasen las principales rutas migratorias de aves lo que explica que la presencia de aves en el Parque Nacional sea muy constante y variada.
Las ánatidas (patos) son la familia más abundante y diversa de la avifauna que puebla en Las Tablas de Daimie. El pato colorado es el símbolo del Parque por su abundancia durante la nidificación.
También son especies migratorias en el parque, algunas mariposas, las cuales pese a su frágil aspecto recorren miles de kilómetros. Es el caso de Vanessa cardui que atraviesa la península de norte a sur. El período más propicio para la observación de éstos fascinantes insectos en el parque Nacional va desde el inicio de la primavera (Marzo) hasta bien entrado el invierno (Diciembre), aunque los meses que van de Mayo a Septiembre es donde hay mayor número de especies.
La principal vía de acceso al Parque Nacional parte de la carretera N-420 de Ciudad Real a Puerto Lapice, a su paso por Daimiel. Se trata de una sinuosa carretera, que tras once kilómetros de recorrido conduce hasta el Centro de Visitantes del Parque Nacional. En la Guía del parque, en la sección de “Rutas por el parque” encontrarás la localización de los numerosos observatorios para la observación de aves.
Buen viaje y no dejes de tomar un buen pisto manchego !