Sharon Olds | Salto del ciervo
Me encanta cuando te das vuelta
continuo sobre mí como toneladas de agua, mis
pulmones como una pequeña caja cerrada,
la superficie firme de tus piernas con pelos
abriendo mis piernas, mi corazón crece
hasta convertirse en un guante de box
tenso y violeta y después
a veces me encanta quedarme ahí haciendo
nada, mis poderosos brazos vencidos,
sábanas de seda flotando desde la orilla,
tu hueso púbico una pirámide
punto de apoyo de otro punto
–– radiante piedra angular. Después, en la quietud,
me encanta sentirte crecer y crecer entre
mis piernas como una planta en cámara rápida
de la misma forma en que, en el auditorio, a
oscuras, cerca del principio de nuestras vidas,
encima de nosotros, los enormes tallos y las flores
se abrían en silencio.
Para mi hija
Esa noche va a llegar. En algún lugar alguien va a
penetrarte, su cuerpo cabalgandobajo tu cuerpo blanco, separando
tu sangre de tu piel, tus oscuros, líquidos
ojos abiertos o cerrados, el sedoso
aterciopelado pelo de tu cabeza fino
como el agua derramada de noche, los delicados
hilos entre tus piernas rizados
como puntadas desprolijas. El centro de tu cuerpo
se va a abrir, como una mujer que rompe la costura
de su pollera para poder correr. Va a pasar,
y cuando pase yo voy a estar exactamente acá
en la cama con tu padre, así como cuando vos aprendiste a leer
ibas y leías en tu habitación
mientras yo leía en la mía, versiones de la misma historia
que varían en la narración, la historia del río.
Sharon Olds (San Francisco, 1942), Salto del ciervo. Traducción: Natalia Leiderman y Patricio Foglia. Buenos Aires. 2016. Descarga gratis aquí.