Nuestra nueva crónica del Festival de Documentales Sheffield Doc/Fest se centra en historias que tienen como protagonistas a las mujeres, desde diferentes perspectivas tanto políticas como sociales y artísticas. Un reflejo de las sociedades occidentales pero también musulmanas vistas desde las perspectivas femeninas, destacando una de las presencias españolas en la programación.
© Ants Tammik-Alexandra Films
Smoke sauna sisterhood
Anna Hints, 2023 | Memories | ★★★☆☆
A través de una reunión en torno a una de las saunas de la región de Võru, al sureste de Estonia, que la UNESCO ha incluido en la lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad, la directora Anna Hints (1982, Estonia) ha conseguido elaborar uno de los documentales con mayor resonancia de este año. El Festival de Sundance concedió a Smoke sauna sisterhood (Anna Hints, 2023) el premio a la Mejor Dirección y el de San Francisco a la Mejor Película, ha sido seleccionada en festivales como CPH:DOX y también inauguró la pasada edición de Docsbarcelona. La cultura de las reuniones en torno a las saunas en medio de un bosque es una tradición escandinava pero particularmente importante en Estonia. Las saunas de humo no tienen chimenea, por lo que el humo blanco que surge del calentamiento de las piedras flota en el ambiente de un espacio cerrado y oscuro. Estos contrastes son utilizados por la directora como elementos de textura cromática, gracias a una espléndida fotografía de Ants Tammik, pero el humo es también usado como un recurso de transición que parece extenderse hacia otro tipo de variaciones formales, como la niebla matutina en el bosque o las nubes que anuncian la llegada de la lluvia. Alrededor de este espacio semioscuro un grupo de mujeres, algunas de ellas amigas de la directora, conversan sobre temas diversos pero sobre todo centrados en la condición de mujer dentro de una sociedad tradicional como la de Estonia. Las musicalidades folk del compositor islandés Edvard Egilsson, junto al grupo experimental EETER, al que pertenece Anna Hints, contribuyen a crear una atmósfera mágica.Smoke sauna sisterhood se siente como una especie de reverso de género del documental finlandés Steam of life (Joonas Berghäll, Mika Hotakainen, 2010), que se centraba en un grupo de hombres conversando sobre la vida en el interior de una sauna finlandesa. En ambas películas hay un planteamiento claro sobre la forma en que la sauna no solo sirve para limpiar el cuerpo de impurezas, sino que también es una manera de limpiar el alma. Y aunque la tradición es que en las reuniones en las saunas hay tantos hombres como mujeres, cada uno de estos documentales escoge un género determinado. Este aspecto resulta especialmente relevante en la película de Anna Hints, porque las mujeres que la protagonizan, cuerpos desnudos que se pierden en la oscuridad, lo que permite que puedan ampararse en el anonimato aquellas que no quieren mostrar sus rostros, se convierten en narradoras de unas vivencias que se empapan de las imposiciones de la tradición por un lado y de la sociedad actual por otro, como las críticas recibidas por los familiares de una de ellas porque su físico le impide conseguir un hombre para casarse. Hay una representación de la ritualidad de esta tradición, con la utilización de hojas secas para limpiar el cuerpo, como si se tratara de una ceremonia chamánica, la limpieza de la piel con sal o el baño posterior en el agua helada de un lago cercano.
Los relatos y las preocupaciones que describen las protagonistas reflejan una sociedad que todavía tiene dificultades para asumir las identidades de género y la mirada femenina. Una mirada que se siente sorprendida ante determinadas actitudes masculinas a través de las aplicaciones de citas, que parecen enrocados en la representación de la virilidad a partir de las imágenes de los órganos sexuales ("a mí nunca se me ocurriría enviar la foto de mi coño", dice una dellas), pero también de la violencia machista, en una experiencia terrible de una mujer que cuando pidió ayuda porque la acababan de violar, sufrió de nuevo una agresión sexual. Este anonimato en la atmósfera de recogimiento e intimidad de la sauna de humo consigue establecer una visión general sobre la feminidad en países que provienen de la imposición política y el control social. Pero en su mirada cercana, que se detiene en algunos rostros y sobre todo en la piel de los personajes, estas conversaciones acaban resultando repetitivas, quizás excesivamente seleccionadas para mostrar un homogéneo mensaje de subyugación que acaba sintiéndose demasiado forzado.
Q
Jude Chehab, 2023 | Competición Ópera Prima | ★★★★☆
SHEFFIELD '23: MEJOR ÓPERA PRIMA
Aunque la directora de la película afirma que no hay una intención consciente de plantear una doble lectura con el título de su primer documental, parece claro que Q (Jude Chehab, 2023) rememora para cualquier espectador occidental las siglas del movimiento QAnon, y el hecho de que ella sea árabe-estadounidense no parece albergar dudas sobre su conocimiento de las mil teorías de la conspiración que se han creado a partir de ese nombre. Especialmente porque su película habla precisamente de un grupo religioso denominado Al Qubaysiat al que pertenecieron su abuela y su madre. Pero la intención no es tanto dibujar la descripción de un grupo de culto que tenía prácticamente abducidas a las jóvenes que seguían a su líder, la llamada Anisa, convertida en una figura maternal pero también controladora, ("vivíamos para ella"), sino ofrecer un retrato de tres generaciones de mujeres: su abuela, su madre y por derivación ella misma. La película se centra sobre todo en Hiba, explorando la forma en que su pertenencia a este grupo ha acabado conformando sus profundas convicciones religiosas, que también son compartidas por su marido Ziad pero en un sentido mucho menos alienante. A pesar de un desencuentro con la líder Anisa que acabó separándolas ya que consideraba que su alumna estaba "intoxicada por América" después de haber vivido en Estados Unidos, Hiba sigue practicando los preceptos de la organización y ha transmitido a su hija el sentimiento religioso.
La mirada de Jude Chehab es sin embargo distanciada, provocada por su nacimiento en Rochester, Nueva York, aunque a los 10 años su familia se trasladó a Beirut, y posteriormente estudió cine en Cuba con Abbas Kiarostami como profesor. Pero tiene un grado de intimidad y de respeto por su madre y abuela que aporta una visión menos crítica de lo que podría esperarse. El planteamiento inicial era el de investigar las raíces del grupo religioso a partir de testimonios de personas que formaban parte de él, pero acertadamente la directora cambió el enfoque para evitar convertirse en una propuesta periodística y acercarlo a un retrato personal sobre su propia familia, que se alimenta de la influencia de Al Qubaysiat y por tanto moldea sus propias relaciones. Hay dos momentos especialmente reveladores a lo largo de la película. El primero se produce cuando Hiba comenta que la grabación del documental está provocando que los recuerdos regresen a su memoria, lo que le provoca sufrimiento, sobre todo cuando rememora la separación de la líder del grupo y los desencuentros personales que acabaron con un respeto desde la distancia, pero sin contacto real. De alguna manera, el ejercicio cinematográfico acaba influyendo en el sujeto principal de su enfoque, lo que es una forma de traspasar la mirada documental para acabar siendo intervencionista. "Tuve que cuestionarme todo el tiempo y también me pregunto ahora si estoy siendo una Anisa en la vida de mi madre. ¿La estoy controlando de otra manera?", comentaba la directora con motivo de su presentación en el Festival de Tribeca (The Moveable Fest, 10/6/2023).
El otro momento de injerencia de la narrativa cinematográfica en la vida real se produce cuando entre los miembros del grupo religioso surgen rumores de que Jude está haciendo una película sobre Al Qubaysiat, lo que llega a oídos de la antigua Anisa y provoca una preocupación especial en Hiba: "Ahora van a pensar que estamos hablando mal del grupo, que les estamos criticando". Es en esos momentos en los que la propia realización de la película adopta un protagonismo en la realidad que está describiendo cuando Q encuentra la esencia de un documental que de alguna manera rebasa la habitual mirada distanciada.
© Oleo Films
Maestra
Maggie Contreras, 2023 | Rhythms | ★★★☆☆
Otro documental que ha participado en el Festival de Tribeca nos acerca a una competición que se celebra cada dos años en París denominada La Maestra. Concurso Internacional de Directoras de Orquesta, que ha tenido hasta la fecha tres ediciones desde 2020, y que nació de la colaboración entre Claire Gibault, directora de la Paris Mozart Orchestra, y Olivier Mantei, director de la Filarmónica de París. Uno de los objetivos de un concurso dedicado exclusivamente a mujeres es el de fomentar su inclusión en un entorno musical que sigue siendo predominantemente masculino, como indican los datos que proporciona la propia competición. Mientras que solo el 4,3% de las orquestas en todo el mundo tenían a una mujer directora en 2018, en la actualidad esa cifra ha subido hasta el 8%, pero sigue siendo una presencia reducida, sobre todo entre los que se consideran primeras figuras de la música, por mucho que la película Tár (Todd Field, 2022) estuviera protagonizada por una directora de orquesta. Maestra (Maggie Contreras, 2023) se desarrolla durante la competición de 2022, y acompaña a varias candidatas seleccionadas para el concurso, procedentes de distintos países del mundo. El documental Pianoforte (Jakub Piątek, 2023), centrado en la XVIII International Chopin Piano Competition, se desarrollaba en una edición en la que participaba el pianista español Martín García García, quien consiguió el tercer premio, pero solo aparecía de forma secundaria. Algo similar ocurre en esta película, ya que en la edición en la que se enfoca España consiguió tener dos candidatas entre las catorce elegidas para competir, Mercedes Díaz García y Beatriz Fernández Aucejo, que logró el tercer premio, pero no tienen una presencia destacable.Las protagonistas de Maestra provienen de cinco países diferentes: Grecia, Ucrania, Polonia, Estados Unidos y Francia, pero el enfoque de la directora Maggie Contreras (1983, Estados Unidos) no tiene tanto interés en impregnarse de los nervios de la competición y de los procesos de selección de los finalistas, como hacía muy bien Pianoforte, sino que se centra más en el retrato de cinco mujeres que tratan de incorporarse a un mundo que está marcado por una tradición patriarcal, y a pesar de que tienen una plataforma construida precisamente pensando en la incorporación de la mujer en la dirección de orquesta, sus esfuerzos siguen siendo necesariamente dobles. Zoe Zeniodi (Grecia) comenta que "creo que el público que paga entradas tan caras para asistir a estos conciertos se sorprendería de cómo son nuestras vidas", mientras intenta mantener un equilibrio con su vida familiar compuesta por dos hijos. María Kurochkina (Rusia) asistió a la invasión rusa de Ucrania a través de los medios de comunicación cuando se encontraba en el concurso La Maestra (al margen de la película, ella decidió no regresar a Rusia y se estableció en Boston, donde reside actualmente). El primer acto de la película presenta a las cinco candidatas en su entorno, mostrando la concentración de Tamara Dworetz (Estados Unidos), que representa la obra musical en su cabeza, o los ensayos organizados que elabora Mélisse Brunet (Francia) en su casa de Iowa.
Pero cuando el segundo acto se traslada a París y a la propia competición, queda claro que el foco central de la película se encuentra en esta última. Porque para Mélisse, supone un regreso a la ciudad donde nació y se formó dentro de la música, pero de la que también huyó porque se sintió despreciada, iniciando una nueva vida y una carrera en los Estados Unidos. A través de sus reencuentros con el Conservatorio de Música o la casa donde vivió en su infancia, la película traza un contrapunto con la competitividad del concurso, que funciona como un arco narrativo personal, una exploración en torno al desarraigo y la falta de un hogar. Cuando Anna Sułkowska-Migoń (Polonia) comenta que nunca ha tenido necesidad de salir de Cracovia porque la considera su hogar, Mélisse responde que ella nunca ha tenido esa conexión con un lugar determinado. El propio concurso La Maestra reivindica también a las mujeres compositoras, presentando junto a composiciones de Wolfgang Amadeus Mozart o Maurice Ravel, obras de Clara Schumann o Louise Farrenc, pero a pesar del espíritu inclusivo de la competición, también surge una especie de sexismo soterrado, cuando una de las candidatas que no consiguen llegar a la final afirma que uno de los comentarios del jurado giraba en torno a la necesidad de sonreír más durante su actuación. "Me pregunto si eso se lo dirían a un hombre", concluye.
Canta una doncella
Max Torres Altés, 2023 | Competición Internacional de Cortometrajes | ★★★★☆
Una de las presencias españolas en el Sheffield Doc/Fest es este cortometraje que participó en la Sección Oficial de Cortometrajes Documentales del Festival de Málaga, una producción realizada dentro de la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña (ESCAC), que propone una historia personal relacionada con el director Max Torres Altés (1997, Barcelona). La protagonista es una mujer de 87 años a la que toda la familia Torres conoce como Titi desde que comenzó a trabajar como criada cuando tenía 21 años durante el franquismo. Su edad ya no le permite ocuparse de muchas labores de una casa en la que permanece una decoración clásica y casi anacrónica, como un reflejo de la burguesía de otros tiempos, aunque ella sigue cuidando como puede a un miembro de la familia enfermo. A través de fragmentos de fotografías y textos sobreimpresos en la pantalla, Canta una doncella (Max Torres Altés, 2023) describe cómo se incorporó a la familia de una de esas maneras habituales en el pasado, cuando las doncellas se convertían en una parte más del entorno familiar, sobre todo para los hijos que se criaban con ellas incluso más que con sus propios padres. Pero a lo largo de este relato de 24 minutos bien estructurado, esa especie de aceptación queda progresivamente más difusa, estableciendo la permanencia de una dinámica de clases que incluso puede llegar a ser cruel.Titi renunció a su vida personal cuando se incorporó a la familia Torres en 1957, aunque ella afirma que nunca quiso estar con un hombre ni tener hijos. Pero lo que se desprende de la narrativa del cortometraje es que hubo una renuncia clara a favor de una dedicación exclusiva a una familia que nunca fue la suya, aunque aparentemente lo fuera. Max Torres aporta algunos detalles precisos, como cuando dos miembros de la familia están hablando y Titi trata de incorporarse a la conversación. Pero sobre todo a través de la presencia/ausencia de ella dentro de las fotografías del álbum familiar, en las que Titi solo es una sombra, una espalda o una figura cortada en uno de los márgenes. Titi, como muchas otras criadas de la época, en realidad nunca formó parte de la familia Torres, e incluso un desaire de la abuela hacia ella demostró que era considerada como una persona al margen, a pesar de que Titi afirma haber estado presente en los momentos más difíciles, como durante los dos abortos que sufrió la abuela. "Ahora que estoy mayor soy más rebelde, respondo más. Antes me lo callaba todo", dice Titi, como un reflejo de tantas cosas que han callado las doncellas de las familias burguesas durante la España franquista.
The takeover
Anders Hammer, 2023 | Competición Internacional de Cortometrajes | ★★★★☆
SHEFFIELD '23: GRAN PREMIO DEL JURADO CORTOMETRAJE
El último trabajo del director Anders Hammer (1977, Noruega), nominado al Oscar por el cortometraje documental Do not split (2020), un resumen de las protestas estudiantiles en Hong-Kong, se acerca a un territorio conocido por el periodista, que ha dirigido otros cortos relacionados con Afganistán como This is Kabul (2014). A partir de la retirada de los países occidentales del país en 2021, entregando el gobierno a los talibanes, esta producción se centra en la complicada posición en la que se encuentran las mujeres en un territorio en el que se ha restaurado la aplicación de las leyes islámicas, pero tratando de maquillarla en los primeros meses con una actitud aparentemente respetuosa y con declaraciones de los portavoces talibanes atribuyendo a la propaganda occidental la creencia de que las mujeres no tienen permitido acceder a la educación o el trabajo. Parecería una broma si no fuera real, pero cuando los talibanes invitan a un grupo de periodistas a visitar una escuela de niñas (las escuelas para edades superiores fueron cerradas durante un tiempo), los guías talibanes hacen preguntas tan absurdas a las alumnas como "¿Vuestros profesores os maltratan?", a lo que ellas responden que no, evidentemente. Esta pretensión de ofrecer una perspectiva forzada de alguna forma confirma los peores temores, especialmente cuando meses después se anuncian una serie de normas de obligado cumplimiento para las mujeres. Mientras los talibanes afirman que no está prohibido trabajar o estudiar, las imposiciones islámicas prácticamente prohíben salir de las casas y exigen llevar burka todo el tiempo.
The takeover (Anders Hammer, 2023) ofrece sin embargo dos perspectivas diferentes: Dewa es una mujer cuyo rostro se esconde tras el burka que defiende a los talibanes y participa en manifestaciones de apoyo a la ley islámica. En el otro frente, Zahra es una periodista que asiste a la paulatina marginación de las mujeres dentro de Afganistán. A pesar de la imagen que pretenden transmitir, algunas actitudes hacia los periodistas que graban las manifestaciones y la reacción de los soldados amedrentando a las manifestantes con disparos al aire muestran la auténtica realidad. Pero las imágenes más impactantes son las de los carteles publicitarios en la ciudad de Kabul en los que los rostros femeninos han sido borrados, destrozados o pintarrajeados, como un reflejo del desprecio que se manifiesta en la restauración del Estado Islámico. También hay algunas referencias a la hipocresía occidental, como cuando el gobierno noruego permitió que una delegación de los talibanes pudiera volar hasta Noruega para mantener una serie de reuniones, lo que provocó una notable controversia al ser un reconocimiento explícito de un país occidental al régimen talibán. The takeover arroja luz sobre las dificultades que experimentan las mujeres en una Afganistán olvidada después de treinta años de ocupación y guerra. Son las víctimas colaterales que cada vez proyectan una sombra más invisible.
______________________________________Películas mencionadas: Tár se puede ver en Movistar+.